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Nuestras Conversaciones, el blog de Gonzalo Prieto

Internacional

Recomiendo el artículo de Libardo Buitriago

Presidente Alejandro Toledo se disculpó con Lagos por incidente con bandera chilena.

Luego de dar a conocer el comunicado de la Cancillería del Perú, y para evitar cualesquiera situación, que pudiera evitar mermar la velocidad que han alcanzado las relaciones bilaterales chileno-peruanas, luego de la visita del Ministro de Relacones Exteriores, Embajador Oscar Maúrtua a Chile- el Presidente peruano Alejandro Toledo llamó por teléfono a su par chileno Ricardo Lagos anoche para expresarle disculpas por un incidente con una bandera chilena, que fue arrojada al piso en el Congreso durante la presentación del nuevo gabinete ministerial, informó el primer ministro Pedro Pablo Kuczynski. Kuczynski señaló también que la cancillería emitió un comunicado donde se indica que "en el contexto de la presentación ante el Congreso del nuevo Consejo de Ministros, se produjo un incidente desafortunado que podría haber sido interpretado como un agravio a los símbolos patrios de la República de Chile". El comunicado de la cancillería indicó que el primer ministro "lamentó el incidente y ofreció las disculpas al Gobierno de Chile. En el mismo sentido se pronunció el Ministro de Defensa, Marciano Rengifo". La cancillería renovó "su compromiso y convicción para continuar construyendo relaciones mutuamente beneficiosas de amistad, cooperación e integración con la hermana República de Chile (...)".

El incidente

Durante la presentación de Kuczynski en el parlamento, el ministro de Defensa arrojó al suelo una bandera chilena luego que un congresista nacionalista se la entregara acusándolo de tener una política prochilena. "Nuestro respeto a todos los países y, especialmente en este caso, a nuestro país vecino, Chile (...) Si de alguna forma (mi gesto) se ha interpretado como una ofensa, pido mil disculpas", dijo luego el titular de Defensa. El incidente se inició cuando el congresista Ronnie Jurado, representante de Tacna, región fronteriza con Chile, colocó sobre la curul que ocupaba Kuczynski la bandera de Chile. En mi opinión no debe haber ningun sobresalto en la relación bilateral. La visión de futuro con la cual se trabajo al comienzo de semana que arrojo un potente acuerdo con 42 puntos de trabajo, debe ser el curso que marque nuestra fuerza de integración.

Incontenible en EEUU la caída del apoyo a la guerra contra Iraq

Incontenible en EEUU la caída del apoyo a la guerra contra Iraq El artículo siguiente nos relata la respuesta ciudadana y política de los Estados Unidos a la guerra en Iraq. No es tan sólo una referencia, lo dicen las encuestas e incluso se pública en los medios mas importantes del Imperio Norteamericano.

Una guerra que no tiene, ni tuvo ningún sentido y donde finalmente se esconden una vez mas las intenciones económicas y de poder del Sr. Bush. Aqui les va el artículo sacado de la página Rebelión.org, escrita por David Brooks.

Tal vez el 6 de agosto marcará el inicio del fin de la guerra en Irak. Ese día llegó Cindy Sheehan, madre de un soldado muerto en Irak, a las afueras del rancho del presidente George W. Bush, con la intención de preguntarle cara a cara la razón por la cual murió su hijo en una guerra fabricada contra un enemigo que no tuvo nada que ver con el 11 de septiembre.

Las encuestas continúan registrando un desplome en el apoyo popular a esta guerra, con mayorías opinando que fue un error y que la invasión y ocupación no valen la pena. Peor aún, se profundiza la ruptura entre la cúpula política estadunidense y varios legisladores -incluidos republicanos- que proclaman en estos días que esta aventura se parece cada vez más a Vietnam y que es hora de trazar una estrategia para salirse de este conflicto.

La escena que provocó Sheehan al iniciar su vigilia en Crawford, Texas, fue el mensaje: mientras el presidente estaba de vacaciones, un ejército de voluntarios, la mayoría pobres, morían en Irak, o sea, el sacrificio nacional en esta aventura bélica es injusto, y los ricos se benefician mientras los demás dan la sangre. Sheehan ha perforado la burbuja presidencial, y el mandatario y su gente no han logrado pasar un solo día desde su llegada a Crawford sin tener que reconocer su presencia.

Bush ha tenido que responder preguntas sobre ella en sus pequeñas escapadas del rancho -sea en Idaho o Utah esta semana-; el secretario de Defensa Donald Rumsfeld se vio obligado a responder sobre el mismo tema en su conferencia de prensa en Washington, y lo mismo ha ocurrido con otros altos funcionarios del gobierno.

Hoy Sheehan interrumpió nuevamente la siesta presidencial declarando, en un mensaje reportado por AlterNet: "Daría todo lo que tengo, tendré o he tenido por dar un último vistazo a mi hijo... ¿Cómo se atreve Bush a irse de vacaciones y vivir una vida normal cuando ha arruinado la mía con sus mentiras? ¿Cómo se atreve a descansar cinco semanas cuando está librando una guerra devastadora e innecesaria?"

Así, durante más de dos semanas, Bush y su equipo no han logrado liberarse del fantasma de Casey Sheehan, hijo de Cindy, muerto en Irak el 4 de abril de 2004, y han interrumpido sus vacaciones de cinco semanas. Por cierto, se trata del presidente más descansado de la historia estadunidense, como señala la columnista Maureen Dowd del New York Times, con 339 días de descanso en su rancho, casi un año de los cinco que ha residido en la Casa Blanca.

Esto en un país donde la mayoría de los ciudadanos disfruta menos días de descanso que el resto del mundo desarrollado, en promedio 13 a 16 días al año. Mientras tanto, los estadunidenses muertos en Irak y Afganistán están por sobrepasar la cifra de 2 mil, y precisamente durante estas vacaciones presidenciales han ocurrido algunos de los peores incidentes mortales.

Fue apenas esta semana cuando por fin Bush decidió abordar el tema de los fantasmas y reconocer en un discurso en Utah el dolor de las familias de los soldados caídos. "Les debemos algo" a los que han caído en la guerra en Irak, dijo, y afirmó que "completaremos la tarea por la cual dieron sus vidas". Para los críticos esto ya es demasiado: la matanza tiene que seguir en nombre de los muertos, o sea, la muerte ya se justifica a sí misma.

El New York Times opinó en su editorial de hoy: Bush "dijo precisamente lo que no debía. En un discurso que repetidamente invocó al 11 de septiembre -el día en que terroristas con ningún vínculo discernible de cualquier tipo con Irak atacaron objetivos en terreno estadunidense-, Bush ofreció una nueva razón para permanecer en este curso: para mantener la fe con los hombres y mujeres que han muerto en la guerra... Las familias de los muertos no desean eso, como tampoco desean ver morir más soldados porque los políticos no soportan admitir que enviaron fuerzas estadunidenses a la guerra por error".

Los argumentos oficiales ya no logran convencer; más bien, según las encuestas, nutren las dudas populares sobre la guerra y minan la credibilidad tanto del presidente como de los militares. Esta impaciencia y desencanto se transmite ya a la clase política, y cada vez más legisladores, demócratas y republicanos, reconocen que sus bases electorales están más ansiosas por la situación. El senador republicano Chuck Hagel, de Nebraska, condecorado veterano de la guerra de Vietnam, expresó en entrevistas de televisión el domingo que Estados Unidos necesitaba desarrollar una estrategia de salida de Irak, ya que mantener el curso actual podría crear otro Vietnam.

"Tenemos que empezar a ver cómo salirnos de ahí. Creo que nuestro involucramiento ha desestabilizado a Medio Oriente, y mientras más tiempo permanezcamos ahí, creo que continuará la desestabilización", afirmó Hagel en el programa noticioso This Week de la cadena ABC.

Hagel advirtió: "estamos encadenados a un problema empantanado que no es tan distinto a Vietnam. Mientras más tiempo estemos ahí, más problemas tendremos", afirmó.

El frente doméstico siempre ha sido de gran preocupación para los presidentes estadunidenses en tiempos de guerra, sobre todo después de la experiencia de Vietnam, y toda estrategia bélica está diseñada tanto para el teatro de guerra como para mantener el apoyo, o por lo menos el control, del pueblo estadunidense.

Por eso hubo una orden presidencial de prohibir la trasmisión de fotos de la llegada de ataúdes de soldados muertos en Irak y Afganistán, el control de las imágenes de televisión en zonas de combate, y la ausencia presidencial en ceremonias fúnebres, y más. La crítica también es controlada dentro del frente interno por medio de varias tácticas, desde intensas campañas de propaganda para promover el patriotismo, cuestionar la lealtad de todo crítico al país y, por supuesto, ataques concertados para destruir la imagen pública de figuras potencialmente peligrosas, particularmente disidentes.

Entre las víctimas de esta última táctica está Richard Clarke, el ex zar antiterrorista; el soldado que se atrevió a cuestionar a Rumsfeld en Irak, o el ex embajador Joseph Wilson; también John Kerry, el senador Max Cleland y hasta John McCain (tres héroes condecorados en Vietnam).

La descalificación como táctica

Por cierto, la misma táctica se emplea contra Cindy Sheehan: medios leales al presidente y otras organizaciones han difundido versiones sobre la separación de su marido, sus vínculos con grupos antiguerra, sus enfurecidos suegros republicanos, y han cuestionado su estabilidad mental. Aunque estas tácticas habían sido muy efectivas, en los últimos meses lo han sido cada vez menos y todo indica que en el caso de Sheehan no sólo están fracasando, sino se están revirtiendo en contra de la Casa Blanca.

"A nadie debería sorprender que cuando estas madres y familias que han perdido a sus seres queridos en Irak se presentan para cuestionar al presidente, la Casa Blanca responde no con el respeto que merecen, sino con ataques odiosos y calumnias", declaró el ex embajador Joseph Wilson, quien sostiene que el gobierno de Bush reveló a propósito la identidad de su esposa como agente de la CIA en venganza por sus críticas de la justificación de la guerra contra Irak.

"Pero ya basta. El nuestro es un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; y el pueblo a nombre de Cindy Sheehan tiene razón en demandar cuentas por la tragedia impuesta sobre nuestra gran nación por este gobierno. Calumniarla en lugar de escucharla es antiestadunidense y antidemocrático".

Pero ya no sólo se trata de Sheehan, sino que durante dos semanas siguen llegando más padres de hijos muertos en Irak al "Campamento Casey" a las afueras del rancho presidencial, y por cientos de puntos a lo largo del país están brotando actos de protesta en solidaridad con los de Crawford.

No cabe duda que varios en la Casa Blanca sintieron un poco de alivio hace unos días, cuando Sheehan abandonó el campamento al ser informada de que su madre había enfermado. Pero hoy hubo malas noticias: Sheehan anunció que volvía. "Estoy regresando por mi hijo. Mientras en Crawford permanezca el presidente que lo envió a morir en una guerra sin sentido, ahí es donde debo estar."

Reiteró que continúa con su misión de ver al presidente y preguntarle por cuál causa dio la vida su hijo. "La respuesta a esa pregunta no me regresará a mi hijo, pero podría detener más muertes sin sentido, ya que ahora ninguna muerte tiene sentido, y la vasta mayoría de nuestro país lo sabe. Entonces ¿por qué deben morir más jóvenes? ¿Y por qué más padres tienen que perder a sus hijos y vivir el resto de sus vidas con este pesar inaguantable?", declaró Sheehan en un mensaje transmitido hoy por el sitio de Internet del Huffington Post.

Ahí la esperan otras madres, como en otras partes del país, con las mismas preguntas. Como señala el historiador Christian Appy, los sacrificios en esta guerra, al igual que la de Vietnam, son pagados desproporcionadamente por la clase obrera. "Soldados, veteranos, y sus familias, como ocurrió a principios de los 70, una vez más han pasado al frente de una lucha creciente y desde abajo para dar fin a una guerra impopular. La apasionada oposición de Cindy Sheehan a esta guerra no sólo ha obtenido extraordinaria atención de los medios, sino parece haber encendido un derrame genuino de apoyo popular", comentó Appy en TomDispatch.com

Podría ser, como dice el veterano comentarista Frank Rich, del New York Times, que "esta Casa Blanca ya no tiene más control sobre la insurgencia en casa que el que tiene sobre la de Irak".

¿Miedo o Libertad?

¿Miedo o Libertad? Creo entender la psicosis por la que está pasando Inglaterra, y especialmente su capital Londres después de los atentados, así como la presión a la que deben estar sometidos los agentes del orden y encargados de la seguridad de dicho país. Entiendo que si hay alguna posibilidad de que una persona sea un terrorista suicida cargado de explosivos que pueden saltar por los aires en cualquier momento, se tomen todas las medidas para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos. Pero lo sucedido con el joven brasileño muerto por la policía británica me parece excesivo. Hay una serie de preguntas entorno a como se dieron los hechos para las que es difícil encontrar respuesta, porque obviamente la situación era sumamente complicada, generándose todo un debate a nivel mundial sobre el tema. Una de las grandes preguntas que se genera con todo esto es ¿miedo o libertad?
Por ahora el reinado de lo uno supone la expulsión de lo otro. Retengamos eso mientras levantamos acta de que el concepto de “seguridad' ha barrido al de 'cooperación' en el discurso político de los países del bienestar. Desde los atentados de Londres, se ha vuelto a discutir en torno a los límites de la libertad en función de la seguridad. O al revés, los límites de la acción preventiva y represora en función de las intocables garantías de libertad alcanzadas en esa y en otras partes del mundo. En Estados Unidos y Europa, sobre todo, se habla de "tercera guerra mundial" si le ponen la bomba en casa, pero apenas sí se inmutan, quienes lideran esos países, por las cientos de víctimas mortales a causa de una guerra inventada. El discurso debiera ser el mismo, uno solo, el total rechazo a la muerte de personas inocentes. Se debe rechazar el terrorismo y la guerra por igual, se debe evitar que se produzcan más muertes inocentes, puesto que ya se llevan demasiadas. La lucha debe ser en pro de la vida
En Irak no había armas de destrucción masiva, ni Sadam Hussein tenía nada que ver con los atentados terroristas del 11-S. Era un dictador como tantos, pero su derrocamiento ha traído más dolor y más inseguridad. Lo que es peor, ha producido un solo efecto llamado terrorismo. Sobre Irak, donde la reiteración de los atentados se hace insoportable, pero también sobre las sociedades de los países afectados por los atentados y amenazados de ellos. Unas veces, de manera real y otras, en forma de miedo. Miedo que políticamente utilizado por los gobiernos democráticos en nombre de la seguridad, se ha convertido en una palanca de poder y en un excelente pretexto para recortar las libertades de los ciudadanos. Aquí no se trata de perder libertad para ganar en seguridad. El debate de fondo está abierto: ¿libertad o seguridad?, ¿vivir con miedo o vivir libres?, la pregunta es ¿como encontrar el punto medio?
La psicosis y el terror no pueden alcanzar un rango más alto en este debate, esto nos es sano para el mundo, no se puede dudar de cualquier persona calificándola como sospechoso.
La editorial y un artículo aparecidos en el diario El PAIS de España grafican las percepciones sobre lo que esta ocurriendo en esa parte del mundo:

Más que disculpas
EL PAÍS
Editorial
27-07-2005
El primer ministro británico, Tony Blair, ha pedido disculpas por la muerte del joven brasileño Jean Charles de Menezes, de 27 años, al que la policía confundió con un terrorista suicida, disparándole siete tiros en la cabeza mientras permanecía inmovilizado en el suelo. Su ministro de Exteriores, Jack Straw, ha prometido una indemnización a la familia de la víctima. El Gobierno británico reconoce que la expeditiva actuación policial fue un error. Pero ni las disculpas ni la indemnización prometida pueden cerrar un caso que plantea numerosas incógnitas sobre el modo de proceder policial, y mucho menos saldar las posibles responsabilidades por una muerte que, según las circunstancias en que se produjo, no parece que fuera inevitable. Todo indica que hubo más que un error racionalmente admisible en circunstancias en que la policía se enfrenta a una decisión extrema en la que debe elegir entre matar a alguien que puede ser inocente o arriesgarse a un gran atentado.
Blair ha pedido apoyo para las fuerzas de seguridad, abocadas a actuar en un clima de amenaza terrorista cierta e inmediata, en el que la eventual presencia de suicidas introduce un factor aleatorio de difícil control. Pero ese apoyo no puede convalidar cualquier actuación policial. Esta muerte no sólo debe ser investigada por los órganos policiales, como ha anunciado Londres, sino por la justicia, la única que puede dilucidar si se produjo o no una ejecución extrajudicial, inadmisible en un Estado democrático.
La orden de "disparar a matar" contra el sospechoso de ser terrorista suicida puede ser un nuevo factor de alarma ciudadana si se traduce en muertes tan absurdas y difícilmente explicables como ésta. Se desconoce, por ser secreto, el protocolo de actuación de dicha orden, pero sólo sería admisible en circunstancias muy concretas y previamente definidas, en las que el error, siempre posible, pudiera justificarse por una evaluación fundada del riesgo que se pretendía evitar.
Esas circunstancias no parecen concurrir en este suceso. Si era sospechoso, ¿por qué no se le detuvo al salir del edificio vigilado por los agentes, y, en cambio, se le permitió subir a un autobús y después entrar en una estación de metro, sabiendo que eran los lugares de mayor riesgo para la seguridad? Sería inquietante que el principal dato que se tuviera en cuenta fuera la tez morena de De Menezes, porque indicaría que la población de origen no europeo se encuentra en una situación de especial vulnerabilidad.
Queda la duda de si la policía pudo neutralizar ese posible riesgo actuando con mayor diligencia y sin necesidad de causar la muerte de un inocente. Por eso, roza el escándalo que la orden de "disparar a matar" merezca el apoyo en España del presidente del Tribunal Supremo, Francisco José Hernando, algo verdaderamente asombroso en quien preside el máximo órgano jurisdiccional del país y que, dada la amenaza global del terrorismo islámico, podría verse abocado a juzgar casos parecidos.

Desplomado a plomo
E. CERDÁN TATO
EL PAÍS - 27-07-2005
Una décima de segundo antes de que toda la muerte le abrasara los ojos y le esparciera el córtex encefálico por el andén, se le apareció una postal de Belo Horizonte con las viejas ciudades de oro y esmeralda, convertidas en casinos, hoteles y balnearios de lujo. Y más allá, del enmarañado universo vegetal de su infancia, una llamarada de juegos y ausencia enturbió la Vía Láctea. En una última chispa de sabiduría profesional supo que todas las vísceras, tuétanos y humores de su cuerpo constituían un formidable conductor capaz de transportar los electrones del obsceno asesinato hasta el origen de su propia estatura. Una décima de segundo después ya no era más que un despojo, una sustancia sin expresión ni latido, en medio de la sospecha, la perplejidad y los ritmos de una bossanova de María Béthania, que periódica e insistentemente sonaban entre la sangre y la bóveda del túnel: sólo el móvil había sobrevivido a tanta carnicería, y era una hora, una voz y un testigo implacable. Cierto que, durante las últimas semanas, el joven electricista brasileño, se desbocó por los subterráneos de Londres, en un sobresalto de gritos y explosiones, y hasta salió ileso de entre los cadáveres y los metales de un autobús reducido a chatarra. Pero estaba convencido de que lo alcanzarían, como lo alcanzaron, en Río, cuando apenas era un adolescente, los pistoleros de las haciendas, por donde se buscaba unos desperdicios de vida. Y lo alcanzaron, poco después, cuando acudía a su trabajo. De reojo, advirtió cómo le seguían unos individuos corpulentos y de mirada gris, y emprendió una carrera, sin comprender por qué aquellos terroristas lo hacían objeto de tanta fiereza. Alcanzó la estación de Stockwell y en uno de sus andenes sintió un tremendo empujón que lo derribó, luego aquellos tipos se abalanzaron sobre él y percibió sobre su frente el frío del acero. Una décima de segundo antes de que la muerte le abrasara los ojos y le esparciera el córtex encefálico, se le apareció una postal de Belo Horizonte ensangrentada de ocho balazos. En Scotland Yard, sir Ian Blair echó una bocanada de flema y comentó: primero, se tira a matar, y luego, a lo que venga.

TELESUR UNA TREMENDA OPORTUNIDAD

TELESUR UNA TREMENDA OPORTUNIDAD Está es sin duda alguna uno de los acontecimientos más importantes con respecto a las comunicaciones Latinoamericanas y Mundiales. La oportunidad de ver otro tipo de televisión.

Los invito a ver TELESUR.

Una Salvedad sobre la inserción internacional.

Hemos podido leer en el artículo anterior los claros benficios de la inserción internacional de las empresas en nuestro país, las altas cifras que dejan felizmente seducidos a muchos otros empresarios y ven con muy buen ojo el territorio chileno para sus inversiones.

No obstante el desarrollo de un país no sólamente se basa en cifras alentadoras o ejemplos emprendedores, sino también podemos medir el desarrollo a partir de otras cifras que pueden sin duda alguna dar una cara no tan feliz a la hora de sacar las cuentas y por las cuales sin duda debemos hacernos cargo. A ello sumar que el desarrollo debe tener desde mi opinión componentes que esten de la mano con la calidad de vida de todos los habitantes y que los triunfos económicos puedan ser también alegrías de la educación, la salud, la previsión social, el medio ambiente, los micro empresarios. De la mano con los cambios culturales propios de los exitos ecónomicos, con avances en matería legal que den resguardo al patrimonio nacional y también den garantía a los inversionistas extranjeros.

Por tanto cuando querramos establecer standares, debemos procurar ampliar un poco más la mirada hacia otras áreas que son de mucha importancia y que son parte del libro contable de cualquier país que aspire a ser desarrollado o en vías de serlo. Me pregunto si Chile es el segundo país exportador de petroleo en Iberoamerica, y factura más de US 3.000 millones de dolares, ¿por qué no es también el país con los niveles más altos en educación? o ¿por qué Chile no tiene una política de Vivienda acorde con la calidad de vida que se espera? .

Podríamos agregar a esta lista muchas otras arístas pero eso apesar de ser revelador para muchos tiene más sentido cuando se utiliza para sensibilizar a los nuevos emprendedores (del ámbito que sean) a que el valor de sus acciones no sólo radica en las altas cifras económicas, también en otros logros que apuntarán sin duda alguna a obtener más y mejores cifrás, con más y mejores profesionales, ciudadanos, emprendedores.

La tarea esta en poder lograr que los nuevos emprendedores, dirijan sus proyectos con perspectivas amplias, novedosas y que beneficien al conjunto de la sociedad y no se conviertan en simples acumuladores de capital. El valor de nuestras acciones dependerá de quienes guien y lideren a los nuevos empresarios, políticos, artístas, teorícos y soñadores. Por allí va la cosa ¡¡¡¡¡

Réquiem

Réquiem Diez años después de la matanza de Srebrenica, en la que casi 8.000 bosnios fueron masacrados por las tropas serbias, la comunidad internacional recordó ayer uno de los episodios más feroces registrados en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La pasividad de las fuerzas internacionales desplegadas en la antigua Yugoslavia y el desdén de la UE permitieron que la actividad criminal de Radovan Karadzic y Ratko Mladic -aún prófugos de la Justicia- se cobrara la vida de miles de víctimas que, en su mayoría, todavía hoy siguen sin ser identificadas. Tiempo para la reflexión y la confianza en una Europa que, unida, evite nuevas carnicerías.

Respuesta británica

Respuesta británica La comparecencia de Tony Blair ante la Cámara de los Comunes ha confirmado la firmeza del primer ministro frente a la agresión terrorista, así como el apoyo incondicional de la oposición conservadora al Gobierno ante una situación de máxima gravedad. Es notorio el contraste con los días posteriores al 11-M en Madrid, si bien es innegable que la coyuntura política es muy diferente en uno y en otro caso. Pero está claro que a Blair nadie le exige resultados inmediatos en la investigación, ni siquiera se le reprocha el «apagón informativo» o la gestión a cámara lenta de la crisis. Hasta ahora, la tradicional flema británica (de «estoicismo» hablaba ayer el primer ministro) hace honor al tópico, aunque empiezan a escucharse algunas voces críticas ante la evidencia de que, pasados cinco días, no hay una cifra definitiva de víctimas y no se hace oficial la identidad de las mismas, dando lugar a una «espera perturbadora». También los medios de comunicación ingleses han preferido renunciar al impacto informativo para contribuir a la visible normalización de la vida ciudadana. Si los terroristas pensaban que Londres iba a ser vulnerable -social o políticamente- ante la violencia indiscriminada, es obvio que estaban muy equivocados y que no se va a alterar ni un milímetro el rumbo de la política interna o internacional del Reino Unido.
Otra cosa es que la magnitud del acontecimiento tenga una inevitable repercusión a medio plazo. Habrá, sin duda, un debate serio sobre la necesidad de equilibrio y ponderación de intereses entre la eficacia policial, el respeto a la intimidad y el derecho de la opinión pública a conocer la evolución de los hechos. Por otra parte, el modelo de multiculturalismo a la inglesa (que convierte muchas zonas de Londres y de otras ciudades en verdaderos territorios exentos) ha entrado en crisis después del 7-J. La actividad de ciertos líderes religiosos musulmanes y sus prédicas contra Occidente empiezan a ser cuestionadas incluso en un país donde el respeto a las libertades públicas constituye desde hace siglos su principal seña de identidad. En definitiva, Tony Blair sale por ahora reforzado políticamente, pero el ambiente podría deteriorarse si no llegara pronto una información razonable y satisfactoria -en el estado actual de las cosas- que permita a la sociedad hacerse cargo del excepcional desafío al que se enfrenta y prestar su apoyo a las «nuevas leyes» anunciadas ayer en los Comunes.

Un solo hecho: Muchas miradas

Un solo hecho: Muchas miradas Después de los lamentables hechos ocurridos en Londres, la semana recién pasada, la discusión en gran parte del orbe gira alrededor de una serie de preguntas en torno a lo acaecido ese día, entre ellas ¿Por qué paso? y ¿Que vendrá?, las respuestas son muchas y muy variadas. En el Diario La Tercera del día de ayer, en su sección reportajes, aparece un articulo titulado “El día después de Londres 7/7”, allí tres importantes plumas británicas entregan su particular mirada sobre lo ocurrido ese trágico día, poniendo de manifiesto el debate existente. El texto es el siguiente:

“Una ciudad sangrienta, pero de pie”
Niall Ferguson
Londres puede aguantarlo. A diferencia de los neoyorkinos el 11/9, los londinenses del 7/7 -como los ataques terroristas del jueves serán llamados- han pasado por esto antes. Muchas veces.
Las primeras bombas del Blitz, el bombardeo alemán durante la II Guerra Mundial, cayeron sobre el centro de Londres el 24 de agosto de 1940 y desde entonces hubo recurrentes ataques, que culminaron con las campañas con bombas voladoras V1 y cohetes V2 de 1944 y 1945. Como se sabe, los bombardeos mataron alrededor de 43 mil civiles británicos, gran parte de ellos londinenses.
Por supuesto, ahora sabemos que la moral no tuvo siempre una solidez uniforme durante esa época. Harold Nicolson, cronista de esos tiempos y miembro del Parlamento, describió magistralmente sobre la crisis de nervios de un veterano político laborista, y sabemos también que no todo era todo dulzura y alegría en las malolientes estaciones del metro donde los londinenses se vieron obligados a refugiarse (Ya ven: el metro sabe todo acerca de bombas).
Aun así, la actitud de Nicolson de mostrarse (si no sentirse) sereno, era bastante típica. "Ya no me altera los nervios", escribió en su diario después de una incursión aérea. "Aunque todavía estoy consciente de que cuando escucho el ruido de un motor en las calles vacías me inquieto, pensando no vaya a ser que es una bomba silvando justo detrás mío".
La sicóloga Melitta Schmideberg concluyó en 1942 que "la mayoría de la población se adaptó a la nueva realidad de los bombardeos, definiendo nuevos estándares de seguridad y peligro, y aprendiendo gradualmente a ver los ataques como un incómodo pero inevitable ingrediente de la vida cotidiana". (Esto no era, por cierto, lo que muchos políticos de la época esperaban. La creencia convencional era que la Luftwaffe sería capaz de desatar el pánico y el pandemonium en las primeras 24 horas de hostilidades).
La firmeza y el espíritu impasible británicos probaron ser un arma triunfal. Películas como "Londres puede aguantarlo" -un documental de 10 minutos rodado en el medio de los bombardeos de 1940 para registrar la resiliencia de los habitantes-, así como los electrizantes relatos radiales de Edward Murrow, el corresponsal de la CBS en Londres, ayudaron notablemente a construir el respaldo estadounidense a los británicos. "Tú incendiaste la ciudad de Londres en nuestros hogares", escribió a Murrow el poeta norteamericano Archibald MacLeish, "y sentimos las llamas".
Así que cuando escuché las noticias de los eventos del jueves, mi primera reflexión fue pensar en que algunos ya bombardearon Londres antes, y lo lamentaron. Habiendo pasado casi toda la semana en Berlín -donde aún es posible apreciar las secuelas físicas sobre la ciudad que dejaron los bombarderos aliados- tuve aguda consciencia de que cómo hicimos pagar a los alemanes por lo que hicieron en Londres. Los tiempos cambian, por supuesto. Cuando regresaba a Londres el mismo jueves, percibí cómo los actuales habitantes de la capital son mucho menos serenos que aquellos de la generación de la II Guerra. Los londinenses de hoy son propensos a manifestaciones emocionales que sus abuelos no se permitirían: lloran en los funerales de las princesas, y celebran con un embarazoso entusiasmo ante la noticia de que su ciudad será sede de los Juegos Olímpicos de 2012. Pero aunque parezcan más blandos, muchos de los londinenses de hoy vivieron horrosas escenas. Los alemanes no fueron los últimos en bombardear Londres. La campaña de atentados del IRA está aún fresca en la memoria de cualquier adulto de la ciudad. El IRA atacó Londres en 1973 (dos autos-bomba, uno frente a Old Bailey), y de nuevo en 1974. En 1982, mató a 11 soldados en atentados en Hayde y Regents Parks. Un año después, seis personas en las tiendas Harrods. En 1992, tres más en el distrito financiero. En 1993, detonó otra vez un camión en Bishopsgate. Y aún recuerdo vívidamente el ataque a Docklands en 1996, porque ocurrió justo enfrente de donde yo trabajaba. En ese entonces, tal como durante el bombardeo alemán, la actitud universal podía resumirse en la frase "business as usual". Todos estábamos conscientes de que nuestros padres y abuelos la habían tenido mucho peor, sin quejarse ni acobardarse.
Lo que ocurrió el jueves fue con toda certeza mucho mejor calculado -y más letal- que cualquier acción emprendida por el IRA. Y otra vez los londinenses reaccionaron con sangre fría. En cualquier caso todos sabíamos que esto ocurriría tarde o temprano. Desde el 11 de septiembre nunca dejé de tomar el metro sin preguntarme ¿Será hoy? ¿Elegirán mi carro?, pero lo abordé de todas formas. Y ahora debo tratar de seguir haciendo lo mismo. Estoy confiado de que -quienes hayan sido los responsables- no lograrán su meta de alterar la vida de Londres. Más que eso: estoy seguro de que los terroristas vivirán -aunque probablemente no por mucho tiempo- para lamentar haber seguido el ejemplo de la Luftwaffe y de sus imitadores irlandeses.

“No podemos rendirnos ante sus "quejas"”
Christopher Hitchens
El jueves, en algún lugar alrededor de Londres, cerca de las 8.45 de la mañana, debe haber habido un grupo de tipos prendiendo la televisión y la radio con cara de maligna expectación. Espero y creo que lo que vieron los decepcionó. Simplemente no había suficiente de qué celebrar para los sicópatas. Por cierto que debe haber sido infernal debajo de King´s Cross, pero en la superficie no hubo pánico, ni alaridos, ni gritos pidiendo venganza. Escribo esto pocas horas después de las bombas, pero podría apostar que no habrá ninguna idiotez sangrienta, como ataques contra mezquitas o inmigrantes árabes o islámicos. Después de todo, las bombas en los buses y en el metro son una prueba de que a los autores de los atentados no les preocupa matar musulmanes, y eso prueba que ellos son tan víctimas como los demás.
Cuando usamos la débil palabra "terrorismo", estamos hablando de crueldad indiscriminada dirigida contra civiles. "Sadismo", "fascismo", o "nihilismo" serían conceptos mejores, porque refieren al veneno que se esconde en el nivel sub-humano del hombre.
La gente tiene miedo de los accidentes aéreos y de las alturas, por eso los ataques del 11 de septiembre del 2001 fueron el golpe perfecto al inconsciente colectivo global. Pero la gente también les teme a los incendios, a las multitudes o al encierro subterráneo: la mente de los fascistas está afinada para explotar precisamente esas fobias. Especulo, por eso, que quienes planearon esta atrocidad esperaban más pavor del que consiguieron.
Todos sabíamos que esto venía, y que un día un familiar nombre como Tavistock Squere se convertiría en sinónimo de barbarie. El bueno y viejo bus rojo londinense, símbolo de nuestra ciudad, fue rajado y convertido en chatarra. Por más absurda que esta violencia aparezca, expresa una ideología de muerte. Los predicadores de este culto se han encargado de advertirnos que adoran la muerte más de lo que nosotros amamos la vida. Su apuesta es que esto los hace imparables. Habrá que ver: ellos no pueden probar que están en lo cierto si nosotros no los ayudamos.
Mis amigos estadounidenses están impresionados con la compostura de los londinenses. Apuesto a que el transporte público de la ciudad volverá a operar en menos tiempo que tardaron las aerolíneas norteamericanas..
Recuerdo cuando vivía en Londres durante los ataques del IRA durante los años '70. Vi explotar el primer auto-bomba en 1972. No hubo advertencia esa vez, pero después surgió una cierta etiqueta para los atentados. Y aunque detestaba a esa gente que potencialmente podía hacerme estallar, estaba consciente de que había viejas disputas envueltas, y que también era posible una solución política.
Nada de eso se aplica en este caso. Ya sabemos cuáles son las "quejas" de los jihadistas. Las quejas de ver mujeres sin un velo que les cubra la cara. Las quejas por la existencia, no del Estado de Israel, sino del pueblo judío. Las quejas por la herejía de la democracia, que impide la imposición de la sharia, la ley islámica. Las quejas por una obra de ficción escrita por un ciudadano indio que vive en Londres (Salman Rushdie). Las quejas por la sola existencia de los homosexuales. Las quejas sobre la música, o sobre cualquier arte escénico. Todo esto ha sido proclamado como una licencia para matar infieles y apóstatas, o a cualquiera que se pone en el camino.
Ayer, por unos momentos, los londinenses vivieron en carne propia lo que es la vida para la gente común en Irak y Afganistán, aquellos a quienes su fe no los protege de morir a manos de quienes creen que no son lo suficientemente islámicos, o que son malos musulmanes. Es un grave error creer que los ataques son un asalto a "nuestros valores", o a "nuestra" forma de vida. Es, más bien, un asalto a la idea de civilización.
A su vez, se perfectamente que hay mucha gente que piensa que fue Tony Blair y su alianza con George W. Bush el que nos trajo todo esto. Un breve consejo para ellos: traten de no vociferar, o de hacerlo al menos después de los funerales. Y ya están advertidos sobre la gran falacia: por más en contra de la operación en Irak que estés, no puedes validar esas "quejas" que motivaron las bombas.
No traten siquiera de conectar las dos cosas. Ya hay algunos cuya lógica les dice que los escuadrones de soldados en Irak son el origen de los cadáveres en casa. ¿Cómo puede ser alguien tan torcido y estúpido? ¿Cómo puede prestarse alguien para servir de megáfono de esos asesinos? Esas "quejas" que enumeré arriba son injustificables, y esa es una de las muchas razones de por qué los islamistas no van a triunfar. Demandan lo imposible: el precio de todas las vidas que sean necesarias en favor de la imposición de una visión totalitaria. No hay nadie aquí con quien negociar, y sencillamente no podemos rendirnos. Lo que corresponde ahora es perseguir y capturar a los responsables. Los Estados que los cobijan o protegen no conocerán la paz. Las sociedades donde crecen y se desarrollan no permanecerán para siempre en su error, y su sórdido culto a la muerte no es nada con nuestro amor por Londres, que defenderemos como siempre hemos hechos y que sobrevivirá a todo esto con facilidad.
“Bajo las bombas”
Juan Luis Cebrián
El brutal ataque terrorista que el jueves padeció Londres merece algunas reflexiones políticas sobre la respuesta de las democracias ante situaciones como ésta y acerca de la utilización interesada, y aun sectaria, que se suele hacer de tan execrables sucesos.
El jueves negro de Londres y el jueves negro de Madrid tienen la misma firma, se explican por las mismas causas y merecen la misma respuesta unánime de parte del mundo civilizado. Ésta no puede ser, de nuevo, una guerra indiscriminada y cruel como aquella en la que se embarcó el trío de las Azores. Es posible que los atentados en la capital británica no sean -por lo menos, no principalmente- una respuesta a la invasión de Irak, pero a estas alturas también parece obvio que la guerra convencional contra Saddam Hussein y la brutal invasión de un país extranjero no constituían la réplica adecuada a la insidiosa agresión de Al Qaeda. Diga lo que diga el Presidente norteamericano, el problema con el que tenemos que enfrentarnos no es la existencia de un imaginario imperio del mal al que tenemos que vencer, sino el averiguar cómo las sociedades democráticas y abiertas son capaces de defenderse de los integrismos criminales de cualquier especie, sin renunciar a su sistema de vida, basado en los valores de la libertad.
Una primera condición para que la lucha contra este terrorismo de nuevo cuño sea exitosa es precisamente el reconocimiento de su carácter internacional, que demanda respuestas basadas también en acuerdos y decisiones de idéntico significado, lo que enfatiza la necesidad de recuperar el papel de la ONU y sus instituciones añejas. Por eso es tan grave la actitud de quienes han pretendido enmascarar lo sucedido hace año y medio en Madrid con lucubraciones mendaces sobre las motivaciones e identidad de los terroristas. Por eso, también, el tremendo error cometido por la Casa Blanca y sus socios de Londres y Madrid a la hora de lanzarse a la aventura bélica en Asia, de espaldas a la legalidad y sin el asentimiento de sus principales aliados, sólo se explica por razones ajenas a la lucha antiterrorista y ligadas a oscuras motivaciones de poder. Desde que fue tomada aquella decisión, que ha costado decenas de miles de vidas inocentes, hemos visto debilitarse los organismos supranacionales mientras se perpetraba la profunda división de Europa, se potenciaban los sentimientos ultranacionalistas y los fundamentalismos de todo género, y se sumía a las poblaciones del llamado primer mundo en un ambiente de miedo y desesperanza. Los gobernantes, junto a las justas lamentaciones por lo sucedido, deberían hacer un examen de conciencia sobre lo equivocado de aquella determinación, aparentemente audaz, sin que ello signifique que tengan que sentirse culpables por lo sucedido. Los culpables del terrorismo son, exclusivamente, los terroristas, pero los líderes políticos son responsables de tomar las medidas adecuadas que garanticen, a un tiempo, la seguridad y la libertad de los ciudadanos sin añadir más horror al horror ya causado. Es una tarea nada fácil, desde luego, virtualmente casi imposible, pero de la que de ninguna manera pueden abdicar quienes voluntariamente se presentan ante la ciudadanía como conductores de su destino.
Mientras, el reforzamiento de las instituciones y la cooperación, todavía muy pobre, entre los diferentes sistemas y servicios de seguridad son la única manera posible de confrontar el peligro. Éste no es un problema de americanos, ingleses o españoles; es un problema global que demanda respuestas globales. Requiere, por lo mismo, una Europa política más unida y fuerte, con un liderazgo más relevante que el que ejerce el antiguo anfitrión de las Azores, y una cohesión mayor en la defensa de los valores fundamentales de la democracia frente a los particularismos de unos y otros. Demanda también una Alianza Atlántica menos sometida al unilateralismo de la primera potencia mundial y más comprometida con el futuro de las poblaciones a las que defiende. En definitiva, el mensaje de muerte de los fanáticos seguidores de Bin Laden pone de relieve la necesidad de un cambio profundo en nuestras instituciones de gobierno y en las motivaciones que agitan las pasiones del poder.
La batalla tiene que darse en muchos frentes: en el policial y judicial desde luego, pero también en el cultural, en el educativo y en el religioso. Atañe a la integración de los inmigrantes que llegan por oleadas al mundo desarrollado, a las cuestiones planteadas por el multiculturalismo, a la lucha contra las desigualdades económicas, y a la eliminación del exasperante y ciego egoísmo de las sociedades capitalistas. Atañe, en definitiva, a la recuperación de los valores de la democracia, a la eliminación del odio como caldo de cultivo de la política y al reconocimiento de la existencia del otro en el marco de nuestra convivencia plural. Algo por lo que deberían velar (en España, por ejemplo) no sólo los responsables políticos, sino los medios de comunicación, y de manera connotada aquellos que, en nombre de la defensa de sus accionistas, inundan los hogares de basura televisiva o inmundicia radiada, contribuyendo a ese ambiente de división social y miedo.

Cambio Climatico: Otra ocasion fallida

Cambio Climatico: Otra ocasion fallida Como anfitrión e inminente presidente de la Unión Europea, Blair le concedió a Bush un importante espacio de retroceso respecto del Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, que ha sido firmado por la mayoría de la comunidad internacional y que contiene metas específicas para que los países reduzcan las emisiones de gases que lesionan la atmósfera.
Estados Unidos es el que mantiene ese compromiso multilateral en la inutilidad, negándose a aceptar que, detrás del deterioro ecológico global, está la mano del hombre. “No era éste -Escocia- el lugar para resolver las diferencias”, aseguró Blair cuando presentó el comunicado del G-8, una serie de formulaciones retóricas que eludieron, cuidadosamente, las medidas concretas en una cuestión tan urgente que, muchos expertos aseguran, el mundo no tiene más que diez o quince años para actuar antes de que el daño mayor sea irreversible.¿Cómo justificó el paso Blair, quien hasta ahora había mantenido una posición de defensa de Kyoto, que era uno de los pocos temas en que no se mostraba por completo tributario de la voluntad de Bush? Lo hizo intentando desplazar el eje de responsabilidad. Kyoto está atrapado en un impasse por la imposibilidad de sumar a Estados Unidos, pero lo que Blair destacó es la necesidad de que el esfuerzo sume rápidamente a China y la India, otros dos grandes consumidores de energía en ciernes. No habría -explicó- cooperación de Beijing y Nueva Delhi sin incorporación de Washington; una verdad sólo a medias, pero que sirve para desviar la atención de la voracidad energética de Estados Unidos, que constituye el eje del problema.
Bush no necesitó sino hacer alguna concesión cosmética -parece que ahora el hombre tiene algo que ver con los males de su medio ambiente- y poner a sus negociadores a trazar en el texto horizontes de formas sustitutas de energía, fantasiosos porque o están lejos de ir más allá de la teoría y el laboratorio o bien porque en cualquier caso una conversión será una demanda largamente inaceptable para las grandes actividades económicas que contaminan.

¿Progreso Real?

¿Progreso Real? En el final de la cumbre del Grupo de los 8 en Escocia sus voces más importantes, George W. Bush y Tony Blair, se asemejaron a dos personajes de la fantasía de Lewis Carrol: el sombrero loco y el gato de Chesire, cuando Alicia pide primero, implora después y finalmente exige que le señalen el camino para salir del País de las Maravillas. Atrapados en el sinsentido, ambos apuntaron en una dirección, luego en otra y otra más haciendo del lugar un laberinto cerrado y asfixiante. Alicia resolvió el dilema del único modo posible: se despertó y el País de las Maravillas se disolvió en la nada.
A pesar de los atentados en Londres, los sietes países más ricos del mundo más Rusia quisieron dar una clara señal de normalidad en la cumbre del G-8, al aprobar acuerdos como duplicar en 2010 la ayuda al desarrollo de los países pobres, la entrega de recursos para la Autoridad Nacional Palestina, y un tibio compromiso para la acción contra el cambio climático.
El peso de los hechos obligó a los líderes elaborar una declaración final, que fue leída por su anfitrión Tony Blair, en la que se afirma que "no hay ni esperanza ni futuro para el terrorismo", y que agrega que los terroristas pretenden llevar el "pánico, la desesperación y el odio al corazón de la gente" pero no lo lograrán.
Los países del G-8 - se comprometieron a “mejorar el intercambio de información” sobre el movimiento de terroristas sobre todo en áreas susceptibles de ser golpeadas como el transporte. Asimismo, se proponen mejorar las normas de seguridad para el ferrocarril y el metro, blanco de los ataques del 11-M en Madrid en 2004, y del reciente 7-J en a la capital inglesa.
La cumbre no consiguió que todos los países miembros se comprometieran a elevar cada uno al 0,7% de su Producto Interior Bruto (PIB) la ayuda al desarrollo para 2015, ni tampoco llegaron a un consenso sobre la eliminación de los subsidios a la agricultura en los países desarrollados, que perjudica a los países más pobres.
El mismo Tony Blair, admitió que los acuerdos no eran "lo que todo el mundo quería", pero calificó lo alcanzado como un “progreso real”.
En concreto, el G-8 decidió aumentar su ayuda a los países pobres en 50.000 millones de dólares para el año 2010, y condonará la deuda con las instituciones financieras internacionales de algunos países africanos si éstos se comprometen a emprender una serie de reformas.
El acuerdo fue aplaudido por el músico irlandés Bob Geldorf, organizador de los conciertos Live 8 contra la pobreza del pasado fin de semana. Sin embargo, la organización humanitaria Oxfam relativizó la importancia de lo alcanzado al señalar que estos recursos, que no serán realidad hasta 2010, representarán tan sólo un 0,36 por ciento del Producto Interior Bruto medio del G-8, el mismo nivel que en 1987.
Blair está consciente de este punto. Por ello, sentenció que el acuerdo “no es el fin de la pobreza en Africa, sino la esperanza de que se pueda acabar con ella".
En el caso de la declaración sobre cambio climático, el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llegó a Escocia con la intención de dar por superado el protocolo de Kioto, que su gobierno se ha negado a firmar, convirtiéndose en el único país del mundo que no lo ha ratificado.
El comunicado final tan sólo menciona Kioto en una ocasión, para indicar que "quienes lo firmamos nos alegramos de su entrada en vigor", y, aunque insta a recortar las emisiones de gases contaminantes, no fija ningún tipo de calendario o medidas concretas para ello.
A cambio, Estados Unidos accedió a que la declaración reconociera que el cambio climático "es un desafío serio y a largo plazo", y que el uso de energía de combustibles fósiles "y otras actividades humanas contribuyen en buena parte a aumentar el calentamiento de la Tierra".
Aunque para los europeos, Japón y Canadá esta afirmación parece obvia, es la primera vez que el Presidente de Estados Unidos se suma a una declaración en la que se reconoce la vinculación entre el consumo del petróleo, el gas o el carbón y el cambio climático.
Para Blair, este compromiso climático representa un nuevo y "genuino consenso", mientras el Presidente francés Jacques Chirac, valoró el giro de Estados Unidos, que ha tenido al menos "la virtud" de "desbloquear" una "situación peligrosa para el equilibrio del mundo".
El británico reconoció que le habría gustado acuerdos más concretos en ese asunto, pero descartó que se vaya a negociar el protocolo de Kioto. Para Blair, lo importante es haber preparado el camino hacia un "nuevo y genuino consenso" para cuando expire ese tratado en 2012.

El Poder de la Franquicia Al Qaeda

Ian Bremmer presidente del Grupo Eurasia, una empresa de investigación y asesoría financiera dedicada al análisis de riesgos políticos para los mercados globales, miembro del World Policy Institute y columnista de Financial Times, escribió una interesante crónica sobre El Poder de la Franquicia Al Qaeda en el Diario El País, en él señala que la organización terrorista se ha visto mermada, pero que goza aun de un verdadero poder de resistencia. La crónica es la siguiente:

Desde el 11 de septiembre de 2001, los esfuerzos internacionales coordinados para detener a terroristas han descalabrado considerablemente a la organización Al Qaeda. Gran parte de sus dirigentes conocidos han sido capturados o asesinados. Las pruebas indican que la capacidad de Al Qaeda para traficar con dinero y armas se ha visto bruscamente mermada. El número de Estados dispuestos a albergar sus actividades (e incluso su presencia) está disminuyendo. Algunos incluso han empezado a hablar de los "vestigios" de la organización de Bin Laden. Pero la capacidad de Al Qaeda para inspirar a jóvenes musulmanes airados para que cometan atentados terroristas con el sello de la organización ha demostrado ser sorprendentemente sólida. Tal y como nos recuerda la inesperada violencia del jueves en Londres, la franquicia global de Al Qaeda goza de un verdadero poder de resistencia. Hasta las iniciativas más sofisticadas y decididas para abordar esa amenaza han tenido un éxito limitado, y los radicales islámicos -ya sea en Oriente Próximo, el sur de Asia, Europa u otros lugares- siguen planeando y perpetrando ataques.
Desde Bali a Madrid, pasando por Londres, cada vez parece más probable que los jóvenes que no se entrenaron con Bin Laden en Afganistán y que carecen de una posición establecida en la jerarquía de Al Qaeda estén cometiendo atentados de cosecha propia bajo la bandera de Al Qaeda. Tras una serie de prominentes detenciones relacionadas con el terrorismo, las autoridades británicas acababan de bajar el nivel de amenaza terrorista de "grave general" a "sustancial". Sea justo o no, ahora esa decisión será analizada. La relajada valoración de la amenaza indica que las autoridades británicas no estaban escuchando la cháchara transnacional de larga distancia que (nos gusta creer) nos advierte de un próximo ataque. Pero es bastante posible que un grupo de islamistas que ya se encontraba en Gran Bretaña no necesitara la autorización de nadie fuera del país. Tal vez intentaran imitar o impresionar a Al Qaeda, más que actuar en su nombre. Los responsables de la lucha antiterrorista de Gran Bretaña serán el blanco de las críticas, pero últimamente han disfrutado de un éxito al que se ha dado mucha publicidad. En 2004 frustraron varios atentados en potencia contra objetivos británicos, inspirados tanto fuera como dentro del país, y capturaron literalmente a cientos de sospechosos. En marzo de 2004, la policía detuvo a ocho hombres en Londres y sus alrededores, y se incautó de media tonelada de nitrato de amonio para la fabricación de bombas, en lo que se definió como la mayor operación antiterrorista de su historia. Todos y cada uno de los detenidos eran ciudadanos británicos de ascendencia paquistaní.
Las empresas estadounidenses extremaron la seguridad en sus oficinas londinenses en agosto de 2004, tras las advertencias oficiales de la existencia de una trama de Al Qaeda para atacar instituciones financieras de la ciudad. Los bancos y empresas de Londres ya llevaban varios meses en alerta en respuesta a los avisos de que durmientes de Al-Qaeda que vivían en Gran Bretaña podían atacar objetivos económicos con coches bomba. El centro de Londres y el distrito financiero de Canary Wharf fueron identificados como los dos principales objetivos de los terroristas para intentar perjudicar al comercio británico. Esos atentados todavía no se han materializado. Los servicios de seguridad británicos revelaron en noviembre de 2004 que habían destapado una trama para perpetrar "un atentado terrorista similar al del 11-S", con aviones dirigidos al aeropuerto de Heathrow y al distrito de Canary Wharf de Londres. Se descubrieron unos elaborados planes para dicho asalto en un manual en un campo de entrenamiento de Al Qaeda en Kandahar, Afganistán. En el documento se describía cómo construir una furgoneta bomba dirigida por control remoto; incluía una nota garabateada que insinuaba que el objetivo era Moorgate, en el centro del distrito financiero de Londres.
Hasta el siete de julio de 2005, esas detenciones y esos atentados frustrados parecían un impresionante historial de lucha antiterrorista eficaz. Pero aunque su éxito da muestra de una extraordinaria labor policial, también nos recuerda que un elevado número de radicales islámicos dentro de Gran Bretaña han estado ocupados planeando mortíferos ataques en el corazón de una de las ciudades más abarrotadas del mundo. Las detenciones también revelan que a los funcionarios antiterroristas se les da mejor descubrir a terroristas con una conexión directa con el extranjero. El erradicar a los yihadistas locales que planean atentados por su cuenta es un desafío mucho más complejo. ¿Por qué apuntan los atentados de Londres a que los responsables podrían ser grupos locales? Esta serie de ataques sincronizados indica un grado de planificación que concuerda con una prolongada estancia en Gran Bretaña. Y los funcionarios británicos, que controlan las comunicaciones internacionales de los sospechosos de terrorismo, no parecían haber recibido ningún aviso previo sobre la violencia que se avecinaba. La declaración de autoría de los atentados por parte de este grupo antes desconocido carecía de la habitual sofisticación retórica de Al Qaeda.
Pero no debe menospreciarse la sofisticación técnica de un pequeño grupo de individuos altamente motivados, y tampoco los retos logísticos y obstáculos legales que comporta realizar un seguimiento de algunos supuestos terroristas integrados en la gran comunidad musulmana de Londres. No obstante, ése es precisamente el desafío al que siguen enfrentándose los funcionarios de Londres y docenas de grandes ciudades de todo el mundo. Y ésa es la fuente constante del poder de resistencia de Al Qaeda: su capacidad para motivar a otros para que hagan lo que a su base tradicional cada vez le resulta más difícil conseguir. Es difícil culpar a las autoridades británicas por su historial de lucha tras el terror del 11-S. En la actualidad, Al Qaeda posee una capacidad considerablemente menor que hace cuatro años, y los funcionarios antiterroristas británicos merecen un gran reconocimiento por ello. Pero en las grandes ciudades de todo el mundo (Londres, París, Moscú, Washington, Nueva York y otras) las autoridades están descubriendo que el daño infligido a "Al Qaeda, la organización", no ha aminorado el crecimiento de "Al Qaeda, la idea

La crisis en la seguridad social de Estados Unidos

El siguiente artículo lo encontre en la pagina de rebelión.org en la cual tenemos el enlace, espero pueda ser interesante y generar una buena reflexión..

La Crisis en la seguridad social de Estados Unidos
Noam Chomsky
Altercom

En el debate sobre la seguridad social, los asesores del presidente George W. Bush ya han ganado, al menos a corto plazo.

Bush y Karl Rove, subjefe de gabinete, han tenido éxito en convencer a la mayoría de la población de Estados Unidos de que hay un serio problema con la seguridad social. Eso abre el camino para considerar el programa de invertir en cuentas privadas en vez de confiar en el sistema público de pensiones.

El público ha sido aterrorizado, de modo similar a lo que pasó con la inminente amenaza de Saddam Hussein y sus armas de destrucción masiva. La presión en los políticos está aumentando ahora que los líderes de la Cámara de Representantes esperan redactar un proyecto de ley sobre seguridad social para el próximo mes. Para tomar la cuestión en perspectiva es bueno señalar que la seguridad social estadunidense es uno de los sistemas públicos de pensiones menos generosos de entre los que existen en los países avanzados, según un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

El gobierno de Bush quiere «reformar» la seguridad social, lo que significa desmantelarla. Una enorme campaña gubernamental de propaganda en los medios ha confeccionado una «crisis fiscal» que no existe. Si algún problema aparece en el futuro distante, podría ser superado con medidas triviales, tales como elevar el tope en el impuesto a los salarios. La historia oficial es que los Baby Boomers (niños nacidos tras la Segunda Guerra Mundial, cuando hubo una explosión demográfica) van a imponer una carga más pesada en el sistema porque el número de gente trabajando en relación a los ancianos declinará, lo cual es cierto. Pero ¿qué paso con los Baby Boomers cuando ellos estaban entre los cero y los 20 años? ¿No estaban los trabajadores haciéndose cargo de ellos? Y eso, en una sociedad mucho más pobre.

En la década del 60, lo demográfico causó un problema, pero difícilmente una crisis. La explosión fue encarada con un gran aumento de gastos en la escuela y en otras facilidades para niños. El problema no fue grande cuando los Baby Boomers estaban entre cero y 20, entonces ¿por qué va a ocurrir ahora cuando están entre 70 y 90? La cifra a tomar en cuenta es la llamada proporción del trabajador respecto a la población. Esta proporción alcanzó su punto más bajo en 1965. No va a alcanzarla nuevamente hasta 2080, según los cálculos de la administración de la seguridad social. Cálculos tan alejados en el futuro no tienen sentido. Además, cualquier problema fiscal que pudiera surgir en el cuidado de los boomers ancianos ya ha sido pagado, a través del aumento de los impuestos en las ganancias de 1983, diseñado con ese propósito. Y para el momento en que haya fallecido el último boomer, la sociedad será mucho más rica, con cada trabajador produciendo mucha más prosperidad.

En otras palabras, nosotros ya hemos pasado la crisis. Cualquier cosa que venga será solamente cuestión de ajustes de uno u otro tipo. Mientras tanto una crisis fiscal muy real se vislumbra: la atención médica.

Estados Unidos tiene uno de los sistemas más ineficientes del mundo industrializado, con un costo per cápita mucho más alto que el de otras naciones y entre los peores resultados en materia de cuidado de la salud. El sistema está privatizado, una de las razones de su ineficacia.

Pero «reformar» el sistema de atención médica no está en la agenda. Y entonces enfrentamos una paradoja: la crisis fiscal real y muy seria no es una crisis, y la no crisis requiere una acción drástica para socavar un sistema eficiente que es bastante bueno.

Los observadores racionales tratan de determinar las diferencias entre la seguridad social y el sistema de atención médica que podría explicar la paradoja. Las razones son simples. Usted no puede reformar un sistema de atención médica que está bajo el control de las compañías de seguros y de las empresas farmacéuticas. Ese sistema es inmune, aun cuando esté causando tremendos problemas financieros, además del costo humano.

La seguridad social es de muy poco valor para los ricos, pero es crucial para la supervivencia de los trabajadores, de los pobres, de sus dependientes y de los incapacitados. Y como es un programa gubernamental, tiene costos administrativos tan bajos que no ofrece nada a las instituciones financieras. Beneficia solamente a la «población subyacente», no a los «ciudadanos sustanciales», para utilizar la ácida terminología de Thorstein Veblen.

El sistema médico, en cambio, trabaja muy bien para la gente de «importancia» en un sistema en el que la atención médica es distribuida efectivamente por la riqueza, y enormes ganancias fluyen a poderes privados por una administración de enorme ineficacia.

El Congreso de Estados Unidos promulgó recientemente una reforma sobre quiebras que aumenta la opresión de la población subyacente. Cerca de la mitad de las quiebras en Estados Unidos son resultados de gastos médicos.

La opinión y la política oficial no están sincronizados. Como en el pasado, la mayoría de los estadunidenses están en favor de un seguro de salud nacional. En una encuesta del The Washington Post-ABC News de 2003, un 80 por ciento consideraba la atención médica universal «más importante que rebajar los impuestos». La seguridad social se basa en un principio extremadamente peligroso: usted debe preocuparse si la viuda incapacitada que vive en su pueblo tiene alimentos.

Los «reformadores» de la seguridad social preferirían que usted se concentre en aumentar su consumo de productos y que se subordine al poder. Así es la vida. Preocuparse por otra gente, y asumir responsabilidades comunitarias por cosas tales como salud y jubilación, es algo profundamente subversivo.

LIBARDO BUITRIAGO Y EL DESARROLLO DE LA REGIÓN

Nuestro nuevo enlace es el BLOG de Libardo Buitriago, destacado cientista político y analista internacional que recorre con una mirada minuciosa los acontecimientos del mundo. Les recomiendo revisar este BLog.

A proposito leia el articulo sobre la reunión que fracaso en Bolivia donde debián juntarse el Gobierno Boliviano, el parlamento y el poder judicial. Me llama la atención el lamentable hecho de que Bolivia no pueda aún consolidar su institucionalidad, es grave si pensamos que para crecer como país debemos tener vecinos que acompañen los procesos de desarrollo, donde el intercambio económico, político y social son claves a la hora de pensar en una región que sea competitiva en el mundo. Creer que podemos avanzar solamente con nuestros exitos en mi opinión no tiene mucho sentido.

No sólo basta con algunos acuerdos en materia económica sino que debemos contribuir con potenciar un proceso regional de políticas públicas que fortalezcan el cambio cultural que necesita la región, en ello es vital la nivelación educacional y standares minímos de calidad de vida que son los que posibilitan mayor capital social y por ende tienen correlato con las medidas en materia económica. Ya que es el factor cultural la clave de los cambios en Latino America, porque la integración no ocurrirá solamente con intentos aislados de grupos interesados o universidades sensibilizadas.

En Arica e Iquique, contamos con gran experiencia y profesionales que pudiesen generar las conversaciones donde finalmente formemos un proyecto de integración real y cambio cultural necesario para que no tan solo Bolivia, sino que el Perú, Ecuador, Paraguay, Brasil y toda la región latinoamericana puedan avanzar con mejor pie. Será tal vez que estas conversaciones se repiten sin duda en nuestros países hermanos, la tarea es lograr traspasar de nuestras capillas mesquinas y poder transformar las conversaciones en un proyecto solido.

Hace poco estuve con un joven ariqueño llamado Cristian Baez, el ha tenido la oportunidad de recorrer varios países de latinoamerica y en sus viajes a logrado retratar un sin fin de preocupaciones por este mismo tema, de allí esta naciendo la idea de realizar un encuentro en la frontera Chile Bolivia, donde jóvenes puedan decirle a los gobiernos y al mundo que si existe esperanza y que los estados de anímo que se transmiten por televisión no se replican necesariamente en la sociedad popular.

Si miramos a Europa, podremos aprender del proceso gigantesco que tuvieron que vivir y que aún viven para lograr la Unión Europea, las transformaciones a un continente lleno de heridas sociales producidas por la guerra, las crisis económicas y las eventualidades políticas. Ellos en mi opinión, hicieron de aquello un aprendizaje, una oportunidad, será que nosotros debemos apostar también a ver nuestras diferencias como capital de posibles alianza y proyectos en común. Sinceramente espero que eso sea asi, ya que me imagino una región que haya superado la pobraza, que derrote a los analfabetos tradicionales y digitales, que accedan a eduacación de calidad a la vanguardia mundial, que no sea mas el hermano pobre sino un socio en el escenario mundial.

Quizas el proyecto es llevar movimientos que fortalezcan las conversaciones diferentes y proyecten un nuevo futuro. En esa tarea hay que prepararse y hacerse cargo.