¿Progreso Real?
En el final de la cumbre del Grupo de los 8 en Escocia sus voces más importantes, George W. Bush y Tony Blair, se asemejaron a dos personajes de la fantasía de Lewis Carrol: el sombrero loco y el gato de Chesire, cuando Alicia pide primero, implora después y finalmente exige que le señalen el camino para salir del País de las Maravillas. Atrapados en el sinsentido, ambos apuntaron en una dirección, luego en otra y otra más haciendo del lugar un laberinto cerrado y asfixiante. Alicia resolvió el dilema del único modo posible: se despertó y el País de las Maravillas se disolvió en la nada.
A pesar de los atentados en Londres, los sietes países más ricos del mundo más Rusia quisieron dar una clara señal de normalidad en la cumbre del G-8, al aprobar acuerdos como duplicar en 2010 la ayuda al desarrollo de los países pobres, la entrega de recursos para la Autoridad Nacional Palestina, y un tibio compromiso para la acción contra el cambio climático.
El peso de los hechos obligó a los líderes elaborar una declaración final, que fue leída por su anfitrión Tony Blair, en la que se afirma que "no hay ni esperanza ni futuro para el terrorismo", y que agrega que los terroristas pretenden llevar el "pánico, la desesperación y el odio al corazón de la gente" pero no lo lograrán.
Los países del G-8 - se comprometieron a mejorar el intercambio de información sobre el movimiento de terroristas sobre todo en áreas susceptibles de ser golpeadas como el transporte. Asimismo, se proponen mejorar las normas de seguridad para el ferrocarril y el metro, blanco de los ataques del 11-M en Madrid en 2004, y del reciente 7-J en a la capital inglesa.
La cumbre no consiguió que todos los países miembros se comprometieran a elevar cada uno al 0,7% de su Producto Interior Bruto (PIB) la ayuda al desarrollo para 2015, ni tampoco llegaron a un consenso sobre la eliminación de los subsidios a la agricultura en los países desarrollados, que perjudica a los países más pobres.
El mismo Tony Blair, admitió que los acuerdos no eran "lo que todo el mundo quería", pero calificó lo alcanzado como un progreso real.
En concreto, el G-8 decidió aumentar su ayuda a los países pobres en 50.000 millones de dólares para el año 2010, y condonará la deuda con las instituciones financieras internacionales de algunos países africanos si éstos se comprometen a emprender una serie de reformas.
El acuerdo fue aplaudido por el músico irlandés Bob Geldorf, organizador de los conciertos Live 8 contra la pobreza del pasado fin de semana. Sin embargo, la organización humanitaria Oxfam relativizó la importancia de lo alcanzado al señalar que estos recursos, que no serán realidad hasta 2010, representarán tan sólo un 0,36 por ciento del Producto Interior Bruto medio del G-8, el mismo nivel que en 1987.
Blair está consciente de este punto. Por ello, sentenció que el acuerdo no es el fin de la pobreza en Africa, sino la esperanza de que se pueda acabar con ella".
En el caso de la declaración sobre cambio climático, el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llegó a Escocia con la intención de dar por superado el protocolo de Kioto, que su gobierno se ha negado a firmar, convirtiéndose en el único país del mundo que no lo ha ratificado.
El comunicado final tan sólo menciona Kioto en una ocasión, para indicar que "quienes lo firmamos nos alegramos de su entrada en vigor", y, aunque insta a recortar las emisiones de gases contaminantes, no fija ningún tipo de calendario o medidas concretas para ello.
A cambio, Estados Unidos accedió a que la declaración reconociera que el cambio climático "es un desafío serio y a largo plazo", y que el uso de energía de combustibles fósiles "y otras actividades humanas contribuyen en buena parte a aumentar el calentamiento de la Tierra".
Aunque para los europeos, Japón y Canadá esta afirmación parece obvia, es la primera vez que el Presidente de Estados Unidos se suma a una declaración en la que se reconoce la vinculación entre el consumo del petróleo, el gas o el carbón y el cambio climático.
Para Blair, este compromiso climático representa un nuevo y "genuino consenso", mientras el Presidente francés Jacques Chirac, valoró el giro de Estados Unidos, que ha tenido al menos "la virtud" de "desbloquear" una "situación peligrosa para el equilibrio del mundo".
El británico reconoció que le habría gustado acuerdos más concretos en ese asunto, pero descartó que se vaya a negociar el protocolo de Kioto. Para Blair, lo importante es haber preparado el camino hacia un "nuevo y genuino consenso" para cuando expire ese tratado en 2012.
A pesar de los atentados en Londres, los sietes países más ricos del mundo más Rusia quisieron dar una clara señal de normalidad en la cumbre del G-8, al aprobar acuerdos como duplicar en 2010 la ayuda al desarrollo de los países pobres, la entrega de recursos para la Autoridad Nacional Palestina, y un tibio compromiso para la acción contra el cambio climático.
El peso de los hechos obligó a los líderes elaborar una declaración final, que fue leída por su anfitrión Tony Blair, en la que se afirma que "no hay ni esperanza ni futuro para el terrorismo", y que agrega que los terroristas pretenden llevar el "pánico, la desesperación y el odio al corazón de la gente" pero no lo lograrán.
Los países del G-8 - se comprometieron a mejorar el intercambio de información sobre el movimiento de terroristas sobre todo en áreas susceptibles de ser golpeadas como el transporte. Asimismo, se proponen mejorar las normas de seguridad para el ferrocarril y el metro, blanco de los ataques del 11-M en Madrid en 2004, y del reciente 7-J en a la capital inglesa.
La cumbre no consiguió que todos los países miembros se comprometieran a elevar cada uno al 0,7% de su Producto Interior Bruto (PIB) la ayuda al desarrollo para 2015, ni tampoco llegaron a un consenso sobre la eliminación de los subsidios a la agricultura en los países desarrollados, que perjudica a los países más pobres.
El mismo Tony Blair, admitió que los acuerdos no eran "lo que todo el mundo quería", pero calificó lo alcanzado como un progreso real.
En concreto, el G-8 decidió aumentar su ayuda a los países pobres en 50.000 millones de dólares para el año 2010, y condonará la deuda con las instituciones financieras internacionales de algunos países africanos si éstos se comprometen a emprender una serie de reformas.
El acuerdo fue aplaudido por el músico irlandés Bob Geldorf, organizador de los conciertos Live 8 contra la pobreza del pasado fin de semana. Sin embargo, la organización humanitaria Oxfam relativizó la importancia de lo alcanzado al señalar que estos recursos, que no serán realidad hasta 2010, representarán tan sólo un 0,36 por ciento del Producto Interior Bruto medio del G-8, el mismo nivel que en 1987.
Blair está consciente de este punto. Por ello, sentenció que el acuerdo no es el fin de la pobreza en Africa, sino la esperanza de que se pueda acabar con ella".
En el caso de la declaración sobre cambio climático, el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llegó a Escocia con la intención de dar por superado el protocolo de Kioto, que su gobierno se ha negado a firmar, convirtiéndose en el único país del mundo que no lo ha ratificado.
El comunicado final tan sólo menciona Kioto en una ocasión, para indicar que "quienes lo firmamos nos alegramos de su entrada en vigor", y, aunque insta a recortar las emisiones de gases contaminantes, no fija ningún tipo de calendario o medidas concretas para ello.
A cambio, Estados Unidos accedió a que la declaración reconociera que el cambio climático "es un desafío serio y a largo plazo", y que el uso de energía de combustibles fósiles "y otras actividades humanas contribuyen en buena parte a aumentar el calentamiento de la Tierra".
Aunque para los europeos, Japón y Canadá esta afirmación parece obvia, es la primera vez que el Presidente de Estados Unidos se suma a una declaración en la que se reconoce la vinculación entre el consumo del petróleo, el gas o el carbón y el cambio climático.
Para Blair, este compromiso climático representa un nuevo y "genuino consenso", mientras el Presidente francés Jacques Chirac, valoró el giro de Estados Unidos, que ha tenido al menos "la virtud" de "desbloquear" una "situación peligrosa para el equilibrio del mundo".
El británico reconoció que le habría gustado acuerdos más concretos en ese asunto, pero descartó que se vaya a negociar el protocolo de Kioto. Para Blair, lo importante es haber preparado el camino hacia un "nuevo y genuino consenso" para cuando expire ese tratado en 2012.
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