Descentralización y Desarrollo Local Sostenible
El abordaje que se realiza sobre el tema de la descentralización y el desarrollo local, dos cuestiones que deben ir de la mano por definición, se realiza usualmente desde la teoría o bien desde la práctica. Desde perspectivas políticas, administrativas, económicas, sociológicas y psicosociales entre otras.
Para el caso de la política, este se aborda en los elementos administrativos, legales, que en la gran mayoría (en el caso chileno al menos) han ido de la mano de desconcentración en vez de descentralización. Dando al plano económico y cultural ribetes ínfimos que en muchos casos no coinciden con la realidad de los territorios desconcentrados.
Si pensamos de verdad en plantear una propuesta que garantice lo que titula esté artículo, deberemos asegurar ciertas premisas necesarias para llevar a cabo un plan en esta dirección.
En primer lugar debemos entender que descentralizar un país y su desarrollo sostenible, constituye un acto de profundización de la democracia, pues devuelve a las y los ciudadanos la política, la posibilidad de decidir sobre sus territorios, sobre las materias que le son cercanas, reactivando el tejido social, devolviéndole la legitimidad a sus instituciones y reafirmando una identidad local comúnmente homogenizada por la metrópoli.
Económica, pues las regiones, los territorios no sólo necesitan de poder político de decisión, sino de base material por la cual decidir su presente y futuro, sus recursos deben estar a su propia disposición sin perder de vista un marco solidario con el resto del territorio nacional.
Constitucional, pues es en un marco de estado de derecho donde se consolida la legitimidad formal reafirmada por quienes conviven en cada territorio.
Es entonces que en Chile no basta las recetas a medias, no basta la sola elección de los CORE (aún cuando esto sea un avance positivo). Debemos profundizar la democracia devolviendo a su origen la política, el poder a las y los ciudadanos, concentrado, atrapado en los estados centrales que se vuelven miopes, lentos y poco atentos a las necesidades que se presentan en los territorios, arrastrando por años y por décadas demandas regionales que podrían mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Realizable si está fuese prioridad de los consejos regionales y no de los torpes ministerios y la dirección de presupuestos.
Una descentralización y un desarrollo local sostenible debe contar con la capacidad de poder elegir a sus representantes en todos los niveles, lo que conlleva un avance en la participación política y un refuerzo a la democracia.
Tendrá que decidir sobre un presupuesto propio, en lo posible y esto es una materia a debatir, que se recaudado por las propias regiones. Y que por tanto su EDR este en función de ambos pilares.
Seremos capaces de construir un nuevo sistema país si comprendemos a cabalidad los beneficios que conlleva al desarrollo nacional ser capaces de descentralizarnos. Donde cada región se potencia y el país crece, donde el esfuerzo de todos permite el desarrollo de todos.
Una vez conseguido esto, podremos mirar el futuro con mayor optimismo, puesto que devolveremos el desarrollo a las manos apropiadas y ese desarrollo será correlato de las decisiones y expectativas de los ciudadanos.
Actualmente muchas de las políticas públicas que se llevan a cabo por el gobierno central, no tienen en cuenta en su origen el parecer ciudadano de los territorios en que son implementadas y sus autoridades locales carecen de cualquier medio para frenar el avance de proyectos que minan su calidad de vida, su futuro medioambiental. El Estado central en complicidad con las grandes empresas interviene sin preguntar los territorios locales, expoliando sus recursos naturales hasta su agotamiento, luego se levantan, se van y dejan todas las consecuencias sociales a la deriva con un estado incapaz de dar solución a regiones que quedan abandonadas a su suerte.
Quienes piensen que está idea constituye un proyecto egoísta hacia las regiones más pobres y con menos recursos, una especie de propaganda liberal por la libertad y autonomía territorial, están lejos de comprender que la descentralización es un acto democrático profundo y que un sistema que es capaz de colaborar entre sí, donde los que tienen más ayudan a los que tienen menos es una máxima y no el actual, donde prima el hecho de que algunos pocos se quedan con los recursos de unos muchos.
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