MEDIO AMBIENTE Y VOLUNTAD POLÍTICA
El medio ambiente ha logrado convertirse en un tema central desde las instituciones hasta las conversaciones cotidianas. La popularización de un discurso que se aleja de los entornos exclusivamente académicos o círculos de expertos, demuestra el éxito de instalar en la centralidad de los mercados lingüísticos, como diría Bourdieu, un tema que sin lugar a dudas alcanza a todos y a todas, sin distinción de nacionalidad, pero donde las respuestas a sus efectos deben venir en primer lugar de los países industrializados secundados por los en vías de desarrollo.
Esta acción contra el cambio climático es una batalla dura, pues las decisiones dependen de la voluntad política de quebrar el viejo paradigma de políticas que cuesten poco dinero y beneficien mucho. No sólo es una lucha de orden económico (que lo es en gran parte), supone un cambio cultural en toda la estructura social. Es entonces, donde la voluntad política cobra mayor importancia, pues las decisiones con visión de futuro y sentido de sociedad, serán las que en los próximos años habrán demostrado que valía la pena arriesgarse, invertir y darle un nuevo rumbo al modelo de consumo irracional que devasta nuestro ecosistema y hace peligrar nuestra convivencia en el hábitat natural.
En el discurso inaugural del día del Medio Ambiente, el Secretario del Medio Ambiente para Naciones Unidas resalta el enorme compromiso de México en medidas contra el cambio climático, no tan sólo desde el Estado sino también desde el empresariado mexicano. Estamos a la espera de la convención mundial que se realizará en Dinamarca en el mes de diciembre donde se espera avances importantes en esta materia. Todo depende de los líderes, y de que el cálculo prime a favor del futuro, de transformar nuestro modelo energético para los próximos años.
En Chile vamos lento, pero vamos avanzando. Sin embargo tenemos una discusión pendiente, en materia del Medio Ambiente tenemos monopolizada la discusión en el tema de la energía, sin lugar a dudas necesitamos tener un sistema auto sustentable, seguro y económico para las familias de chilenos y chilenas. Pero cuidado con querer hipotecar el futuro, las voces de la energía nuclear están al acecho. Lo que se ha dicho es que la energía nuclear es más barata y que es segura, pero aunque lo segundo puede ser discutible, mayor es la discusión sobre sus consecuencias y el tratamiento de los desechos nucleares.
No obstante, no todo es el tema energético, también necesitamos de otras tantas políticas que acompañen y profundicen un cambio de fondo en lo que respecta a una nueva forma de entender nuestra existencia en el medio natural en que vivimos. Aquí cabe señalar el tema del agua, la basura, los temas urbanísticos, el transporte, la industria, etc. Nuestro marco normativo (el chileno) todavía carece de fuerza para tomar las riendas de un nuevo rumbo. Y será la voluntad política de nuestros líderes y de quienes se comprometan a transformar la manera en que vivimos, la que dará los nuevos impulsos del cambio social.
No veremos nosotros, ni siquiera la generación siguiente las consecuencias de las acciones que emprendamos hoy. La historia nos enseña que los cambios en la gran mayoría de las ocasiones son lentos, son algunos quienes plantan la semilla y años después otros quienes recogemos los frutos. Ahora será tarea nuestra sembrar un mundo diferente para que quienes vienen por delante sepan que las decisiones que se toman hoy pueden ser trascendentales para mañana.
Chile necesita de cambios, de una mirada de Estado. No debemos continuar con el discurso que nos minimiza, ese que se mira contemplativamente pensando en que somos pequeños y que no podemos. Alturas de miras, voluntad política y visión de Estado, para estar por delante y no siempre a la cola. No es fácil y puede que salga hasta caro, puede que algunos deban sacrificarse hoy, pero sin duda otros se beneficiarán mañana.
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