LA TRANSFORMACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES ES ESCENCIAL PARA LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA PLENA.
“Necesitamos un cambio de estructura y de sentidos”
Para garantizar el buen ejercicio de la democracia moderna, sabemos que fortalecer la ciudadanía constituye uno de los mayores desafíos. Este debe ser un proceso en el tiempo y con capacidad de reinventarse a sí mismo cada cierto tiempo de manera dinámica y participativa, convirtiéndose en una sólida base de las democracias.
El Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet busca instalar el concepto de “democracia participativa”, siguiendo ejemplos como los de Brasil que han realizado procesos exitosos en este campo.
Para Chile tal vez esto sea un elemento más difícil de lograr aún si continuamos queriendo implementar la participación desde arriba y además con una ciudadanía que no se encuentra empoderada lo suficiente como para conectar con las intenciones públicas. Para aquellos que han trabajado cercanos a los diferentes gobiernos de la concertación en materias como esta, pueden relatar como muchas buenas ideas no han podido convertirse en políticas públicas sustentables en el tiempo, viendo así muchas intenciones de participación ciudadana fracasar.
En mi opinión uno de los grandes factores responsables de todo esto, tiene que ver con la estructura tradicional de las organizaciones sociales, las cuales ya no responden a las nuevas formas de organización actual exitosa en nuestro país. Por ello los intentos desde arriba que quieren implementar políticas de participación terminan por abortar ya que desde sus inicios se crean con el “chip de la tradicionalidad”.
El más claro ejemplo de ello, es aquella estructura básica de Presidente, Secretario y Tesorero que se repite desde la directiva de padres de un curso hasta las organizaciones nacionales como los Partidos, Sindicatos, Colegios de Profesionales y otros. Además esta pauta cultural es amparada también desde la legalidad con leyes como la 19.418 que rige a las Juntas de Vecinos y Organizaciones Comunitarias, la ley de organizaciones deportivas motivada hoy por Chile Deportes.
Si bien se entiende y comparte el objetivo de buscar la organización colectiva para la consecución de mayor y mejor participación. La manera en que hoy se estructura la organización social no tiene correlato con los nuevos movimientos ciudadanos exitosos. Ya que si observamos no es difícil demostrar que los nuevos movimientos han logrado mayores y mejores niveles de participación como por ejemplo: Atina Chile, la Zurda o el reciente movimiento de estudiante secundarios a través de su Asamblea Coordinadora.
El problema de esta estructura básica (Pdte, Sec y Tesorero) radican en a lo menos tres elementos:
Tradicionalidad: El imaginario colectivo asocia esta forma de organización a un mundo antiguo, que respondía a un sistema social diferente desde todo punto de vista.
Jerárquico y Vertical: Las organizaciones basadas en el modelo que ya señalamos son verticales, delegando el poder y con escasa o nulos (actualmente) mecanismos de participación de la misma organización en la toma de decisiones.
Ilegitimidad: Cada vez las organizaciones basadas en el modelo tradicional se vuelven ilegitimas por parte del mismo segmento al que se suponen representan. Esto se deriva de múltiples factores, pero sin duda uno de ellos, es el no sentirse representados creyendo que la “directiva” sólo trabaja por sus propios intereses. Y por último es la incapacidad debido a la estructura tradicional de organización, de renovación de las y los dirigentes o líderes de las organizaciones. Estos se eternizan y no es difícil comprobar como estos incluso llevan hasta 10 años o más en los mismos cargos, lo que hace latente el desencantamiento por parte de el supuesto núcleo de representados e incluso esos representados sienten que nadie podrá tener la misma experiencia para continuar a cargo de la organización.
La Propuesta.
Esta se basa en estudiar en profundidad las organizaciones sociales en su conjunto detectando sus fortalezas y debilidades con el fin de realizar un quiebre, un cambio profundo en las estructuras organizativas de la sociedad civil. Provocando más empoderamiento social, más participación y democracia dentro de ellas y por consiguiente una mejor relación con las políticas públicas de participación, siendo parte por supuesto de la creación e implementación de ellas.
Ello también debe acompañarse de una reforma de las leyes referentes a las organizaciones sociales, (Junta de Vecinos, Deportivas, Sindicales, Partidos, Centros de Alumnos, etc.) buscando nuevos modelos caracterizados por instrumentos más democráticos, horizontales, con herramientas que permitan la circulación de sus liderazgos, que promuevan la igualdad de género, las perspectivas de juventud y las personas con habilidades distintas.
Un cambio de paradigma en la estructura de la organización social fortalecerá la ciudadanía, entregándoles una nueva forma de organizarse y comprometerse en su rol público.
Es bueno tomar en cuenta los ejemplos exitosos y agregar mayores elementos innovativos como por ejemplos las nuevas tecnologías.
Finalmente decir que la busca del recambio no significa deshacerse de unos para proclamar a otros sino un recambio innovador y paulatino que combine la experiencia con las nuevas ideas. Esto en un marco organizacional diferente que de cabida al proceso y no genere rupturas conflictivas y dañinas para los objetivos últimos de cada organización social.
Gonzalo Prieto Navarrete
Estudiante Sociología Universidad Complutense de Madrid.
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