El Riesgo de querer vivir de las rentas
Desde hace un tiempo las personas en la región de Tarapacá han ido comprando casas y departamentos con la intención de ahorrar e invertir, esperando que en el futuro las rentas permitan tener un mejor "pasar" debido a la inseguridad de nuestro sistema previsional. Sin embargo las fórmulas de invertir en inmuebles traen consigo peligros. Ya conocemos qué pasa cuando se revientan las burbujas.
En un país con un Estado tan pequeño como el nuestro, donde las fuerzas del mercado actúan sin clemencia, ni regulación alguna, donde las personas deben pagar por casi absolutamente todo, donde la abstención en la participación electoral parecen ser un claro descontento con un sistema económico y social que desampara. Las personas buscan una fórmula para asegurar su futuro, en esa búsqueda se han encontrado con la compra de casas y departamentos, con la cual en el futuro esperan una rentabilidad X. Sin embargo no ponen atención al escenario global, a las enseñanzas de inflar una burbuja que luego puede causar enormes daños.
Pero se nos tiene “bien enseñados” para no quejarnos y estar contentos mientras la tarjeta de crédito aguante. Tenemos presente el problema de nuestra seguridad, nuestra vejez, nuestra seguridad económica. Somos inteligentes y sabemos que nuestro sistema previsional no es malo, sino pésimo. Dicho sistema no nos garantiza una jubilación digna y por ello debemos adaptarnos, buscar una nueva forma de estar seguros para cuando ya no podamos trabajar.
El presente artículo quiere explicar los peligros por los que cruzan los miles de ciudadanos de Tarapacá cuando ven en la fórmula del inmueble la posiblidad de querer vivir de las rentas. Debemos entender qué provoca nuestra pequeña burbuja.
En la ciudad de Iquique se presentan los siguientes factores que promueven la creación de una burbuja inmobiliaria:
- Falta de espacio físico: Nuestra ciudad carece de espacio para continuar construyendo hacia el sector sur, con lo cual provoca un aumento en el precio del suelo.
- Aumento en el precio del suelo: Como es evidente el aumento en el precio del suelo provoca también un aumento en los costos de la construcción, lo que finalmente aumenta el precio de la venta de inmuebles.
- Inflación de salarios producto de la minería: La minería también provoca un fuerte aumento en los salarios en los distintos segmentos del mercado del trabajo, por lo cual a mayores salarios, también aumentan los precios de los inmuebles.
Los tres factores asociados a la inseguridad que tienen las personas en un futuro económico al llegar a la vejez, permiten tomar la decisión más racional aparente. Comprar casas y departamentos para asegurar un futuro, una renta de la cual vivir cuando la jubilación sea escasa.
Para las empresas inmobiliarias esto es un escenario ideal, también lo es para la economía local y toda la cadena de producción asociada a la construcción. Sin embargo comienza a inflar no sólo una burbuja inmobiliaria sino un futuro insustentable para aquellos que ponen sus esperanza en la renta futura.
Al aumentar la venta, las inmobiliarias ya no sólo venden en verde, ahora también en blanco. Los bancos otorgan grandes créditos a muchos años, 20 o 30 para quienes estén dispuestos a comprar. Un círculo vicioso que recientemente rodó por los suelos en Estados Unidos y Europa. Las personas sacan sus cuentas, se paga gratis, lo arriendo en verano, el negocio es increíble (mucho de él libre de impuestos lo que genera un gran mercado negro en la ciudad, otro más) y ya todo está listo.
Sin embargo el riesgo es inminente. Pueden suceder varias cosas. Una de ellas es que crezca la oferta y los precios comiencen a bajar. Lo que significa que la tasa de retorno ya no es la esperada (lo que la gente espera ganar una vez pagada su inversión) y el negocio deja de ser tan redondo como se pensaba. Si te compras un departamento a 25 años y en 15 años la minería comienza a decaer debido a la disminución de contratación (despidos pues las mineras ya no necesitarán tanto personal, sino veáse el caso de las salitreras o pesqueras) la falta de pago de las hipotecas y la puesta en venta de muchos que volverán a sus regiones de origen, puede causar un efecto en cadena doloroso para la región y también para el país.
Nuestra política de vivienda social parece quedar en el olvido, no hay fórmulas alternativas como la restauración de barrios o el reacondicionamiento de sectores que hoy tienen viviendas en mal estado y que podrían ser objeto de un intervención importante para asegurar un futuro mejor a miles de familias que no tienen como comprar una casa. No parece ser tema de conversación política, menos aún pública, porque todo va bien y estamos acostumbrados a reaccionar cuando ya no hay nada más que hacer. ¿Dispuestos a correr el riesgo?
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