¿Qué nos jugamos en estás municipales?
Cada cuatro años “renovamos” en Chile a alcaldes y concejales, lo cual representa una de las elecciones más importantes, puesto que si lo pensamos bien los gobiernos comunales son los responsables de la mayor parte de la solución o agendas de desarrollo de una ciudad. Son precisamente los Alcaldes quienes pueden liderar procesos transformadores o simplemente administrar una institución, en la que insisto tiene un tremendo potencial para realizar cambios cercanos a las personas.
Nuestra región tiene una cualidad particular, es de las pocas regiones donde los colores políticos tradicionales no operan simétricamente con la lógica nacional. Todo parece estar cruzado.
Debiéramos preguntarnos ¿quién quiere algo distinto? Cuando me subo a un colectivo, o hablo con gente en la calle lo primero que te encuentras es la queja, la crítica sobre la ciudad. Entonces piensas la gente quiere un cambio, ya no quiere más de lo mismo, se aburrió de las promesas que nunca llegan o que llegan sólo para algunos. ¿Y si eso fuese cierto?, sigo preguntándome ¿qué ocurre con todo eso el día de la elección? Porque sencillamente se elige a los mismos y muchos de ellos con amplias mayorías.
Algunos hoy confían en el nuevo escenario electoral, creen que la elección automática y el voto voluntario traerán a esos disconformes, a esos que están aburridos de lo mismo a votar por alternativas, por dar un giro a lo de siempre. ¿Qué podemos hacer? Nada, sólo esperar. O convocar a todos quienes están disconformes, aburridos, apestados de siempre lo mismo. A manifestarnos a través de la urna y brindarnos una oportunidad de cambiar, de tener otra ciudad, otra región.
Porque si decidimos no ir a votar, no manifestar nuestra posición en el voto el próximo 28 de octubre, estaremos votando por omisión para que todas y todos aquellos que dices que no te representan sigan gobernando y con ello seguiremos con los peores resultados en educación, la deficitaria atención en salud, con nuestras calles rotas e inseguras, con una desigualdad escondida pero que existe allí donde vamos.
Diremos no a proteger el agua, diremos no a mejorar la calidad del empleo, diremos no a una ciudad limpia, diremos no a una ciudad segura (que ya no es sólo el asaltante de la esquina), diremos no desterrar la corrupción de nuestros municipios.
Lo que nos jugamos en estas municipales es la oportunidad de cambiar, es la oportunidad de tener voz y voto en lo que queremos para nuestras comunas. La oportunidad de demostrar con nuestra acción toda esa energía que utilizamos durante el resto de los cuatro años antes de la próxima elección.
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