VOTO LATINO Reflexión para la movilización
En España 1.325.257* ciudadanos de países americanos están edad de votar.
Ante las últimas desiciones de la UE en materia de inmigración, los Estados, las organizaciones de Inmigrantes y cada una de las personas que han emigrado de sus países en busca de mejores oportunidades, ha reaccionado con preocupación ante las futuras normativas europeas, entre ellas la que más preocupa es la posibilidad de detener a una persona en situación irregular hasta 18 meses antes de ser repatriado a su país de origen.
Si bien esto dicho en una frase no es del todo cierto puesto que cada país y cada sistema judicial adoptará las medidas pertinentes de acuerdo a los contextos que se presenten. Sin embargo el mismo hecho de declararlo ante los medios de comunicación produce una sensación de descontento, miedo y preocupación.
Lo “positivo” es que la Unión Europea fije criterios comunitarios para el tema de la inmigración, donde en reiteradas ocasiones podemos ver o escuchar la incapacidad de los gobiernos y reparticiones de los Estados para tener un tratamiento racional, donde ambas partes puedan atenerse a reglas claras. Todo lo contrario es regular escuchar las historias de gente detenida en los aeropuertos por más de 6 horas y muchas veces sometida a tratos indignos por parte de funcionarios que ni siquiera son parte de los cuerpos de defensa de los Estados y que toman atribuciones que amedrentan y violentan psicológicamente a las personas. Por lo tanto la medida, la toma de criterios conocidos por todos y de los cuales todos tienen derechos y obligaciones, pudiendo recurrir a los tribunales en caso de disconformidad es una buena noticia, que se avance en un escenario tan complejo como es la UE y donde los acuerdos son lentos y complejos de establecer.
Pero la política del miedo y los discursos cargados de xenofobia por muchas autoridades y medios de comunicación que retratan la inmigración como un mal, sin dar cuenta no sólo de un proceso normal en la historia de la humanidad, sino como un aporte imprescindible para el desarrollo de países y prosperidad de mercados del trabajo que estarían desahuciados sino fuera por el contingente de personas dispuestas a realizar los trabajos del estrato social más bajo y con sueldos en su mayoría de escasa capacidad para sobrevivir.
Los inmigrantes en situación regular, es decir con papeles en regla, deben trabajar en los mercados menos cotizados, aguantar la discriminación en su propio trabajo y además en cada uno de los servicios públicos que se les presta no como un favor, puesto que ellos pagan al igual que cualquier ciudadano europeo.
En particular en el caso Español esto se puede constatar desde el Aeropuerto hasta el alquiler de un piso. Papeles, burocracia excesiva y una especie de certificado que demuestre la honradez y el no ser delincuente.
En España, según fuentes del Instituto Nacional de Estadísticas la población de ciudadanos de Países Americanos asciende en el 2007 a 1.638.694 personas. De las cuales 1.454.566 son de América del Sur.
Una vez más España goza de mano de obra barata a costa de las necesidades de un millón y medio de Latinoamericanos dispuestos a trabajar más de 8 horas por sueldos bajos y siendo víctimas de la xenofobia, la segregación y la distinción más sutil pero determinante a hora de ver con profundidad el proceso de integración. Los discursos que reconocen el valor de los inmigrantes quedan en el aire cuando vamos a un hospital, queremos inscribir a un niño en un colegio, en cada espacio podemos ver manifiesta la realidad de lo que les relato.
Pero aún así hay posibilidades de cambio, la gran cantidad de nuevos ciudadanos no sólo son un ayuda potente para la economía, sino también para la política que ve hoy atractiva una población que puede ser seducida por sus propuestas y promesas, pero de momento esta es unidireccional, puesto que así como no hay reciprocidad en el trato con nuestros países de origen, tampoco hay reciprocidad de derechos políticos para quienes son tan ciudadanos como los nacidos en tierra europea y en este caso en tierra española. Si las personas cumplen con las obligaciones, deben ser susceptibles de gozar de derechos políticos, de lo contrario estamos amparando y reproduciendo una distinción de ciudadanos de segunda clase que tienen derechos y obligación de trabajar y pagar impuestos para continuar viviendo en los países de la UE, pero estos no tienen ninguna capacidad de participar en las desiciones que les afectan directamente.
Es por todo lo anterior, que hoy más que nunca debe haber una movilización por los derechos políticos de los millones de inmigrantes, que deben exigir su justo derecho a participar de la sociedad de la que también son parte y de la cual en la gran mayoría de los casos ocupan los espacios menos deseados. Elegir y ser elegidos, derechos y obligaciones debe ser la meta a conseguir, asegurando un futuro digno para quienes han dejado su tierra y han venido a participar de esta.
Estoy seguro de que un futuro que garantiza la posibilidad de elegir y ser elegidos cambiará el panorama político y por tanto las medidas que hoy se toman sin la consulta, sin la participación de un porcentaje importante de la sociedad. Incluso quienes abogan por la participación hacen vista gorda y se limitan a informar de las desiciones ya tomadas.
La reflexión y la movilización para la consecución de las metas por el derecho al voto también constituyen parte de la historia, si antes fueron las mujeres, hoy lo son los inmigrantes y quienes realmente se dicen progresistas se sumarán a una causa que es el sello de nuestra historia actual y que leerán nuestros hijos.
En España 1.325.257* ciudadanos de países americanos están edad de votar.
*Elaboración propia (Sumatoria de extranjeros en España de Países Americanos entre los 20 -85 y más años, Fuente INE)
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