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Nuestras Conversaciones, el blog de Gonzalo Prieto

SEDUCIR CON LAS IDEAS Y CONVOCAR CON NUESTRA ACCIÓN “Una autocrítica a la forma de hacer política entre las y los jóvenes”

 

 

  1. Qué entendemos por juventud política hoy.

 

Hablar de juventud en Chile es hablar de personas entre los 15 y 29 años. Ellos serán sujeto de análisis, desde lo privado y lo público en lo formal, pero cierto es también que la categoría de joven es vista de otros puntos de vista como el económico, sociopolítico y cultural. Pero como no pretendo hablar aquí de lo qué es ser joven (por lo demás es una discusión ya tratada por otros y otras autores), sólo queremos establecer el rango de edad para entender luego otro tipo de cuestiones en el tema central que son las y los jóvenes en las organizaciones políticas en Chile.

 

Los jóvenes o mejor dicho un segmento de los jóvenes a lo largo de la historia mundial y chilena se han interesado en la política, en transformar la sociedad, rebelarse a lo establecido. Una de las estructuras intermedias de la sociedad escogidas para ello son los partidos políticos que cuentan con sus propias dinámicas, sus reglas del juego y que ellas hoy y ayer diferencian esas reglas por criterio de edad y sexo.

 

En Chile las juventudes políticas son el segmento de un partido, pero también históricamente la “maquinita” renovadora de sus liderazgos, pensamientos y acciones políticas. Si nos fijamos en los líderes políticos y políticas de hoy en Chile, no nos será difícil vincularlos a su experiencia en la juventud del partido y por supuesto a su relación al movimiento estudiantil, (relación que trataré más adelante) de derecha o izquierda será relativamente fácil hacer esta combinación.

 

Las juventudes políticas de cada partido al parecer trabajan su acción política con cierta independencia de los “adultos”, tocan sus propios temas, tienen sus propias dinámicas, elecciones y claramente sus propios conflictos. Podemos decir que es un subsistema, del gran sistema que es el partido. Una cancha para los aprendices antes de dar “el salto a la adulta” (expresión típicamente usada por quienes han dejado el espacio de la juventud para ocupar algún rol y estatus en las directivas adultas). Con todo ello también existe una raíz de romanticismo de lo que fueron las juventudes políticas de las décadas de los 60, 70 y 80; en primer lugar por el contexto global del socialismo y luego la lucha contra la dictadura del fallecido Augusto Pinochet.

 

Ser de una juventud política en aquellos años, tenia unas connotaciones muy  importantes, por el contexto que había en Chile de la época y la gran labor que cumplieron en un momento de la historia. Lo anterior es innegable para cualquier análisis histórico en Chile.  

 

Pero esas juventudes políticas, aquellas de antaño ya no son parecidas en lo más mínimo a las nuestras. En su intento feroz de mantener el espíritu de los 60, 70 y 80,  chocan con la realidad de que no hay nada que tenga relación con unas y otras.

 

Es entonces donde debemos preguntarnos ¿Qué es una juventud política hoy? Está pregunta debiese resolverse en el marco de una investigación mucho más seria y profunda, pero quiero atreverme (sin ningún miedo a equivocarme) a dar una referencia de lo que son hoy estas juventudes políticas y su rol actual tanto en los partidos como en la política chilena.

 

 

Hemos dicho que la juventud en un partido, es un sector delimitado en primer lugar por la edad, que tiene su propia estructura organizativa, política y cultural. Aquí se reproduce en términos básicos lo que podemos llamar “la chica” de los partidos, porque claramente lo que podríamos decir “la grande” de estas instituciones políticas, no está ni cerca de la dinámica en que se mueven los y las  jóvenes dentro de estos mismos.

 

Si bien podemos decir que existen temas y acciones que han sobresalido en el quehacer político nacional, estas no son constitutivas de una acción sistemática y general de las juventudes. Este tema lo explicaré más adelante para su mayor comprensión.

 

  1. Relación de las Juventudes Políticas y la Universidad.

 

Debemos tanto para hacer historia, como para constatar la realidad actual, la  relación ineludible entre las juventudes políticas y la universidad. Ambas en ciertos aspectos comparten misiones parecidas, pero a partir de diferentes mecanismos de acción. Digamos entonces que transformar la sociedad, producir cambios, debatir y reflexionar sobre el ayer, hoy y mañana, son aspectos que unen la Universidad y la organización política juvenil en un marco general.

 

Cierto es también que en el mundo y en Chile, las juventudes políticas tienen como principal nutriente de militancia el espacio universitario, de allí han emergido las y los líderes, las ideas, los proyectos, las clases dirigentes (esto podríamos observarlo investigando a las clases dependiendo de las universidades de las cuales hablamos). No se puede concebir una juventud política sin la universidad. También en ese espacio se produjo y se produce aún, una especie de entrenamiento en el quehacer político.

 

Muchos dirigentes políticos fueron dirigentes universitarios, ejemplo de ello es que en nuestro país casi todos los presidentes han sido dirigentes en la Universidad de Chile, esto tiene su símil cuando miramos la primera región y nos damos cuenta de que la gran mayoría de sus autoridades políticas, provienen de cargos  también universitarios (Federaciones, Centros de Alumnos, otros), para este caso la Universidad Tarapacá.

 

Ser dirigente universitario en los 80, era símbolo de poder político y capacidad de liderazgo en cuanto estos podían ejercer influencia en miles de alumnos y alumnas dispuestos a crear acciones políticas de diversa índole y diversos objetivos. Hoy eso no tiene nada que ver con la realidad, la apreciación hacia los dirigentes universitarios es mucho más baja que en la década de los 80, en buena parte por el discurso y políticas de desarticulación de la sociedad civil en Chile a partir de los años noventa, pero por otro lado, porque las y los jóvenes nacidos en los 80 y 90 tienen visiones absolutamente diferentes del mundo, porque nacieron en un mundo diferente.

 

Esta reflexión por tanto nos remite al cambio que han vivido también las juventudes políticas que se nutren menos (pero se siguen nutriendo) de militancia universitaria. Pero esta militancia ya no es la de antes, tiene otros objetivos, otras ambiciones, otras formas o pautas de comportamiento, otras categorías de análisis. Todo ello produce una distancia enorme con las clases dirigentes y la política que hasta hace sólo 15 años se practicaba en los partidos y respectivamente en las juventudes políticas.

 

Por ello la relación universidad – juventud política sigue siendo importante a la hora de pensar en el presente y futuro de estos espacios, pues ello nos dará un buen esbozo de por donde comenzar a reorientar los caminos.

 

 

  1. La confusión actual de la juventud política.

 

Durante el periplo de las juventudes, de ser la vanguardia de las ideas, en un contexto mundial e ideológico, a estas nuevas organizaciones más preocupadas de la cuota y de estar bien con el parlamentario u ministro en el poder, se ha sembrado una confusión tanto hacia dentro como afuera de lo que deben ser las juventudes en los partidos.

 

Esto podemos verlo revelado en las conversaciones que tienen los militantes de los partidos políticos en las juventudes. Sus conversaciones cotidianas se resumen en dos grandes ámbitos: el primero es hablar de lo que hacen los adultos, los diputados, los ministros, las mesas directivas intentando calzar o avizorar a que línea de los “adultos líderes están”, para cuando egresen de la juventud estar muy claro a que partido pertenecen, ya que no es lo mismo ser Girardista o Vidalista, Tercerista o Mega. El segundo ámbito es hablar de la chica de la juventud. Es decir de las pugnas que creen que son importantes y que se dan dentro de la juventud, como quién le ganó a quién en tal o cual centro de alumnos, o si mi argumento pareció más o menos potente en aquella reunión donde fueron los secretarios de todas las secretarias de alguna cosa que se cree es importante dentro de la juventud.

 

Eso como academia de la acción política creo que está bien y es propio del aprendizaje y sistema de los partidos, yo también he pasado por ello. Distinto es creer que eso es lo que debe hacer una juventud política, que debe su principal preocupación a los temas del país, la ciudadanía y con mayor prioridad a las y los jóvenes.  

 

Frente a la confusión de creer que la política en la juventud es sólo hablar de los diputados, senadores o ministros. O hablar de cuantos votos le saque en el comunal joven a tal o cual candidato, pude ser una opción, pero está opción no es la que un país como Chile necesita de sus jóvenes en la política.

 

La confusión que planteó podría llevarme por el camino de la conspiración de la estructura partidaria, creyendo que esto se mantiene así por los líderes “adultos” para que los y las jóvenes no interfieran en las decisiones importantes que si toman los partidos diariamente en torno al país.

 

En una frase cotidiana: “deja a los niños en el patio, que aquí estamos tratando cosas de grandes”. 

 

Pero quiero creer que está es una confusión pasajera, que en estos años de transición buscamos una identidad que de apoco la vamos encontrando y que espero estas líneas colaboren a dilucidar.

 

Siguiendo en el ámbito de las confusiones, últimamente he observado como las juventudes equivocan en mi opinión el camino, al tomar roles que no le corresponden a una juventud política. Bajo la mala comprensión de “estar cerca de la gente”, queremos asumir roles de otras organizaciones e instituciones que no sólo no tienen nada que ver con nuestros objetivos como miembros de un sistema político (entendiendo esto como la obtención del poder para transformar la sociedad), sino que además las organizaciones originales nos llevan mucha ventaja en cuanto a experiencia en los espacios que creemos debemos estar.

 

Me refiero con esto a esa necesidad de convertir a las juventudes políticas (las directivas adultas también lo hacen en ocasiones) en organizaciones comunitarias, de voluntariado, de ocio y tiempo libre. Confundimos el partido con la junta de vecinos o el centro de madres, queriendo con ello acercarnos a la gente y es más a partir de ello hacerlas militar en el partido.

 

Debemos entender que los partidos políticos no cumplen el rol de organizaciones comunitarias, ni de voluntariado, ni de confección de artículos navideños, por más que estos espacios colaboren a la mejor integración de nuestros militantes de base. Los partidos están para transformar la sociedad conforme a sus ideas, proyectos, visiones y para ello deben obtener el poder. En democracia eso se logra a través de elecciones populares.

 

Esto no quiere decir que debemos tener un acción meramente representativa y distanciada de las y los ciudadanos, al contrario pare reivindicar la política debemos hacer política y transparentar esa acción. No necesitamos juventudes políticas haciendo trabajos voluntarios por dos razones:

 

  1. No nos compete hacerlo, ya que nuestro rol no es el voluntariado sino la política.
  2. En términos de efectividad y eficacia, organizaciones como un Techo para Chile nos llevan ventaja en todos los aspectos (gestión, organización, recursos económicos y humanos, etc.) y nuestra acción no es ni comparable, ni medible con la labor que ellos realizan. Esto sin querer discutir el trasfondo particular del ejemplo de un Techo para Chile.

 

  1. Los partidos de hoy no son partidos de militantes, sino de votantes.

 

 

Ya lo han dicho autores de la ciencia política, los partidos de hoy dejaron de ser los partidos aglutinadores de miles y miles de militantes, estos no miden su fuerza en la política por su cantidad de afiliados. Estos pesan en el poder y ejercer el mismo por la cantidad de votos y escaños que tienen en los diferentes espacios de representación.

 

Es por ello que no debemos perder el sentido cuando buscamos más militancia a través de actividades que no le son propias a un partido político, sino que necesitamos hacer política de juventud (en este caso) para que las y los jóvenes de Chile voten por nuestros partidos. Deben ver que nuestras ideas y propuestas están en torno a sus intereses y ellos en la persecución del cambio social.

 

Esta premisa básica nos aclara cual es nuestra posición hoy en el mundo, y nuestro rol en los partidos. Tanto la izquierda y principalmente las juventudes políticas deben seducir con las ideas y convocar con su acción.

 

Los y las jóvenes no esos de los cuales se dice que no están ni allí con la política, puesto que el método para indagar no se encuentra bien utilizado en mi opinión. Debido a que las y los jóvenes si se interesan por la política mas de lo que nosotros y nosotras podemos imaginar. Ello lo podemos ver claramente en su acción a los problemas de Chile, las y los jóvenes participan diariamente y se involucran si preguntar cual será la recompensa.

 

De lo que están aburridos los y las jóvenes es de los políticos, de sus prácticas. De ser invitados a una reunión y presenciar la decadencia de nuestras discusiones y la pequeñez de nuestros intereses.

 

Si queremos liderar los espacios políticos juveniles, debemos adentrarnos en las problemáticas y propuestas de nuestros pares las y los jóvenes. Estoy seguro que las respuestas se verán ampliamente en las urnas en cada periodo eleccionario, cuando voten por las ideas que les han seducido y hayamos acogido tanto las propuestas como a los jóvenes que las promocionan en el seno de nuestro programa.

 

  1. La Chica de los chicos y la Grande de los Grandes.

 

Me referido ya varias veces al subtitulo de más arriba. La juventud política de hoy se queda dando vueltas como perro que persigue su propia cola en la “conversa de la chica”.

 

¿Qué es la chica? preguntarán algunos. Esta es la conversación que se tiene en relación a las elecciones internas, a los cambios en los cargos de designación y confianza de lo político, pero que muchos hemos confundido con el todo de la política. Reuniones para buscar la cuota, el trabajo en algún servicio, la elección de tal o cual centro de alumnos, quien irá o no a la federación de tal universidad.

 

Nos perdemos en la chica y nos olvidamos de la grande, de los temas que interesan a esos jóvenes que piensan y con razón que lo único que hacemos es hablar y no hacemos nada. No quiero ser categórico completamente, pues bien reconozco que también se tocan temas importantes, pero con sinceridad las juventudes nos se reúnen para sancionar cual será nuestra postura en la política del medio ambiente, la de vivienda, empleo y tantas otras más importantes que estar cerca de quién será el Seremi o Ministro próximo.  

 

Pude que me equivoque rotundamente, pero aún no he visto o he oído que una juventud le presente un proyecto de ley a los parlamentarios para mejorar la calidad de vida de las y los jóvenes de Chile. Muchos de los cuales han salido en la prensa, sólo persiguen la fugaz fama de los medios por sobre la real solución u propuesta.

 

Recuerdo claramente que en el consejo de la juventud del PPD en plena proclamación de la presidenta Michelle Bachelet, un consejero acalorado intentaba instalar un voto político que asegurara la cuota juvenil en los consejos regionales. Esa es la conversación chica, en ello radica la caída natural de la militancia joven y por ende su incapacidad absoluta para influir de verdad en los temas país.

 

La grande de los grandes pertenece a los diputados, senadores y cargos altos de gobierno, las juventudes están para la foto, para decir que somos más progresistas y por ello hay jóvenes en las líneas del partido, pero eso no significa ninguna capacidad de liderazgo en el país y menos en el sector juvenil.

 

Y si esto aparentemente no funciona, ¿debiésemos conservar esta organización juvenil dentro de los partidos?, o acaso ¿si está no existiese el partido continuaría igual?

 

Tampoco quiero ser un puritano que ve la buena voluntad en todos los espacios, cierto es también que la chica es la otra cara de la moneda y como práctica de la política esta es legitima e históricamente ineludible. Pero insisto que no es todo.

  

  1. Una nueva forma de hacer la juventud del PPD.

 

Si queremos dar un nuevo rumbo a la política juvenil, esto va mucho más allá de la creación de secretarias y comisiones que no hacen más que burocratizar un espacio de reflexión y acción política. Además esto es absolutamente contrario a como hoy se organizan otro tipo de organizaciones juveniles en Chile. Estas son mucho más horizontales, más participativas.

 

¡Cuidado!, para quienes se adelanten a decir: pero por qué me quiero parecer ahora a otras organizaciones, cuando más arriba mencionaba lo contrario. Pues quiero aclarar que por un lado debemos entender claramente cual es el rol que le compete a las juventudes políticas, que en mi opinión no es otra que:

 

Transformar la sociedad a través de una acción reflexiva y crítica, proponer, propiciar y realizar acciones de cambio en todo el orden social conforme al respeto de la democracia y la igualdad social.

 

Una vez entendida nuestra misión como juventud, debemos dar cuenta de las nuevas formas de organización juvenil y acercarnos a ellas.

 

Esto también tiene relación con nuestro propio marco partidario, la juventud debe ser la que garantice en primer lugar la renovación de las personas y las ideas. Por ello debemos estar presentes en todos los ámbitos de acción política tanto en la sociedad como en el mismo partido.

 

Debemos desechar la organización juvenil entendida hasta ahora, romper con la tradición que hemos cultivado hasta hoy, pero que no corresponde con los tiempos actuales y el futuro. Ya que si queremos proyectar y reivindicar a la juventud dentro de los partidos políticos debemos comenzar por mirar y hacer desde otra perspectiva y con ello desechar los vicios que nos malentienden.

 

  1. La propuesta para una nueva juventud por la democracia.

 

En primer lugar y atendiendo a todo lo dicho más arriba, quiero exponer la necesidad de pensar en la edad de los y las jóvenes en lo que cabe a la organización partidaria. De acuerdo a lo expuesto en principio, las y los jóvenes por ley son considerados desde los 15 a los 29 años y esto es lo primero que demos olvidar para reorganizar la juventud, ya que no es posible que tengamos a hombres y mujeres de 27 u 28 años a la dirección un espacio que en mi opinión ya no les corresponde y sólo les es distinto, sino que lo único que les garantiza es una posición ficticia dentro de la estructura partidaria.

 

La nueva juventud debe convocar a las y los jóvenes menores de 18 años, dejando al resto de compañeros y compañeras en el espacio adulto. Esto tiene dos objetivos, el primero renovar e irrumpir en un espacio muchas veces anquilosado y de prácticas que ya no corresponden con el mundo de hoy. Nuestros militantes de 19 a 29 años, deben incorporarse de lleno a los comunales, provinciales, regionales, directivas nacionales, etc.

 

Tenemos jóvenes capaces y dispuestos, por ello no hay que esperar más. Esto no constituye dejar de pensar y trabajar para temas del ámbito juvenil, al contrario refuerza la intención de un partido político por hacerse cargo de verdad del lo que muchos llamamos los temas de juventud.

 

En segundo lugar potenciamos la incorporación de jóvenes, verdaderos jóvenes que se interesen en la política y que puedan tener espacios de capacitación y entrenamiento de sus habilidades sociales. Allí como en otros tantos espacios, debemos inculcar el espíritu crítico y propositito hacia los territorios y el país.

 

Cambiar la estructura organizativa, para que nos permita horizontalizar nuestra acción y hacerla más participativa. No necesitamos de directivas y secretarias que sólo burocratizan a los y las jóvenes que no tienen interés ya en ese tipo de espacios. Debemos entonces producir una nueva organización, menos jerarquizada, más participativa y convocante.

 

Destituir la vieja organización del presidente, secretario y tesorero, por una más amplia que mantenga una representación ante los espacios oficiales, pero que no reproduzca imágenes de autoridad absoluta y poca movilidad en la organización.

La propuesta es contar con una juventud por la democracia, que convoque a los y las jóvenes entre los 15 y 18 años. Con un rol de capacitación y entrenamiento, un rol co-educativo en la práctica y el saber de la política. De estructura horizontal y participativa, que cuenten con una coordinación general elegida anualmente de forma democrática, donde se propicie la circulación del liderazgo y la oportunidad de que todos y todas quienes pasen por la juventud hayan tenido la oportunidad de experimentar un cargo de coordinación y responsabilidad. 

 

¿Qué pasará con el resto de nosotros?, pues creo que ya lo he dicho. Debemos insertarnos de lleno en el partido, todos y todas mayores entre 19 y 29 años. En el espacio partidario adulto debemos llevar adelante las discusiones y proyectos que afectan al conjunto de la ciudadanía juvenil, promover desde nuestras directivas las propuestas hacia este sector al cual la política le debe 16 años o más.

 

La incorporación no sólo removerá y potenciará el partido en su estructura organizacional, sino también en la política. Pues es aquí donde se debe competir y ejercitar la democracia. Desde aquí se deben levantar las y los candidatos de representación popular y con ello darle un mensaje al país de que cuando hablamos de jóvenes en la política lo hacemos enserio y de verdad.

 

Está propuesta no pretende ser una receta y menos una declaración completa, ya que la idea es comenzar un debate, una conversación para la acción que nos permite reinventar todo lo que hemos estado haciendo. No es un ataque a las compañeros y compañeras que día a día trabajan en la juventud, pero si es un alto al como lo estamos haciendo si de verdad buscamos transformar la sociedad y luchar por las tareas que le son importantes a las y los jóvenes del país.

 

Debemos debatir en las ideas y colocar manos a la obra pronto. Es hoy cuando tenemos la oportunidad de transformarnos en un referente, en líderes para Chile. Hay dos millones de jóvenes esperando a que alguien les escuche y les haga participes de un proyecto innovador y revolucionario. Recuerden que la nueva juventud debe:

 

Seducir con las ideas y convocar con nuestra  acción.

2 comentarios

valeria -

ATENCIÓN PUEBLO PPD !!!

Estimad@s Compañer@s:
Se nos va el año...y quiero compartir con ustedes una breve evaluación :

Porque soy Mujer de Izquierda , no puedo dejar de brindarle todo mi apoyo a la Compañera Michelle Bachelet , desde mi libre opción de militar en el PPD y como Consejera Nacional considero un deber político y moral apoyar la gestión de la primera Presidenta de Chile, todo esto sumado además a mi admiración personal y profundo respeto a Michelle Bachelet , su historia, su fuerza y energía.

Con respecto a la crisis partidaria , mi opinión es la siguiente:
El año 1999 ingreso al PPD , siguiendo el llamado de Ricardo Lagos de “apurar el tranco”
Me incorporo a un Consejo de Base de mi comuna (Santiago-Centro)
Y desde allí comienzo a participar de mi comunal , siendo electa Consejera Nacional por primera vez el año 2002.

Este año me presenté a competir al cargo de Presidenta del Regional Metropolitano,
Con la plena convicción de levantar mi candidatura para romper el consenso, al igual que el equipo de Compañer@s como Tomás Fabres y Máximo Gálvez entre otros, quienes conformamos una lista entregando al militante una alternativa de Base, en la cuál nuestra apuesta fue enriquecer el debate, poniendo experiencia y nuevas miradas , pensado Partido para mañana, promoviendo nuevos liderazgos, estimulando mas y mejores niveles de participación...

Hoy enfrentamos nuevos desafíos, no podemos mantenernos al margen de la crisis , pero si considero que debemos ser generosos y considerar que esperan quienes nos apoyan, de nosotros, de nuestras autoridades, de nuestros representantes, el Pueblo es quién nos juzgará y debemos estar preparados con humildad y altura de mira para recibir las críticas y exigencias de quienes nos aprecian y también de nuestros detractores.
Chile necesita la Concertación para consolidar la Democracia, necesitamos de igual manera incluir a los sectores hoy excluidos por el Sistema Binominal, necesitamos garantizar para los mas humildes un País mas solidario, con mas equidad, eliminar la siniestra Ley de Amnistía...y muchas deudas pendientes, sin duda para lograr estos objetivos necesitamos la Concertación, necesitamos el PPD ( mejorado y corregido por cierto) .

Querid@s Compañer@s, es tiempo de ponernos de pie , mirarnos a los ojos , organizarnos, tomarnos los espacios , hacer Partido en la calle, dignificar la labor militante, sentirnos orgullosos de ser PPD.

Un abrazo alegre, fraterno y rebelde...deseándoles un Feliz 2007


Valeria Bustos A.
Consejera Nacional PPD
puebloppd@gmail.com

valeria -

Estimado Gonzalo:
Después de leer tu artículo no puedo dejar de pensar en la "revolución pinguina" y de que manera como Partido podemos encantar a estos jóvenes soñadores y repletos de energía.
Es cierto lo que tú dices, los espacios dentro de la Juventud y también en el Partido, no son lo suficientemente abiertos e inclusivos.Este es nuestro gran desafío ser capaces de generar instancias mas democráticas partidarias, donde se reúnan múltiples miradas para enriquecer el debate, sin exlusiónes de ningún tipo.
Vaya para tí un fuerte abrazo alegre, fraterno y por cierto rebelde...
Feliz Año Nuevo !!!
Valeria.