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Nuestras Conversaciones, el blog de Gonzalo Prieto

¿Por qué no al lucro?

¿Qué importa si una institución lucra, mientras de un buen servicio de calidad? Ésta es la pregunta más recurrente en el discurso liberal de nuestro país. Y definitivamente en un país como el nuestro esto puede tener mucho sentido, debido a que la gente se ha acostumbrado a tener que buscar en lo privado lo que no se le ha dado en lo público. Sin embargo la educación por definición y contenido no puede ser tratado como un objeto de lucro como hemos hecho hasta ahora. Desmontar la pregunta y ofrecer una alternativa es lo que pretendo realizar en la presente columna.

 

La educación constituye un pilar fundamental de la sociedad, ella ha demostrado ser el proceso más importante y eficiente de instalar el control social, llamamos a esto respeto a las normas, valores, habilidades intelectuales y sociales. Sus resultados son de mediano y largo plazo, los países han demostrado que dependiendo el tipo de educación que tienen, estos equilibrarán la balanza del desarrollo que logran. En nuestra era postmoderna donde muchos profetizan que la educación estará a cargo de internet, olvidan los instrumentos psicosociales más importante de la educación formal, que son el espacio, la autoridad maestro alumno, los instrumentos de evaluación, las labores para-docentes, todo ello es parte del proceso, un proceso complejo que no puede ni debe ser dejado en las manos de las reglas del mercado.

 

Y por lo mismo que la educación es junto con la familia el proceso preformador más importante en la vida de los seres humanos, es que debemos garantizar algunas cuestiones necesarias para ofrecer la mejor calidad.

 

Conocemos la realidad, el desinterés público ha hecho que la educación tomé rumbos insostenibles para el presente y futuro de un país, ya que debido a un sistema de educación de calidad para unos y uno de pésima calidad para otros, ha creado y reproduce un sistema división de clases sociales y culturales altamente nocivo para la cohesión social de un país y más aún para el desarrollo de éste. Por ello la educación pública debe ser una de las preocupaciones más importantes de un Estado, pues sólo el Estado democrático puede garantizar la pluralidad necesaria para una educación de calidad. Ya que mientras más actores existen en un Estado democrático evitamos los males de las ideas totalitarias o la conformación de ghettos ideológicos, cuestiones que ya pasan en nuestro país.

 

La educación no puede ser un producto y no se puede lucrar con ella, porque elimina las garantías de una educación inclusiva y de calidad para todos, y más aún crea la formación de sectores sociales aislados con una visión muy parcial de la generalidad social en la que viven. El lucro es el paso inicial para dar marcha a un sistema que va al largo plazo minando la cohesión social, ya que pone por delante el beneficio personal de quien invierte y no la pluralidad del conocimiento y el ejercicio de la razón como vehículo de la solución de los problemas sociales.

 

Es por ello que el Estado debe garantizar que uno de los pilares más importante de la construcción de sociedad que vivimos sea plural, de acceso a todos y de gran calidad, entendiendo por calidad no sólo lo mejor de los conocimientos humanos y técnicos, sino también velando por la pluralidad de posibilidades en todo su proceso, buscando como fin último no sólo el crecimiento económico, sino el desarrollo integral de un país al que se aspira siempre a conseguir. Las personas deben y tienen que tener la capacidad de elegir dentro de un marco que iguale las posibilidades de todos los miembros de la sociedad y garantice como he repetido un proceso que no excluya a unos u otros, menos aún por razones económicas. Esas son mis razones.

 

@GonzaloPrietoN


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