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Nuestras Conversaciones, el blog de Gonzalo Prieto

Una Carta al The Clinic.

 Un amigo me envió esta carta de una amigo suyo, la cual espera se publique en el The Clinic. Me pareció muy interesante de compartir y reflexionar. Yo aún no tomo completamente posición sobre ella.

 

Dos Temas

 

Estimados amigos del Clinic:

 

Esta quincena ha resultado un tanto particular, pasamos de una noticia importante a otra un tanto complicada. En relación con la primera me he sentido profundamente identificado con el editorial del Pato Fernández relativo a Alberto Hurtado. Sin ser católico ni cristiano me siento profundamente identificado con ese cura, el que fue un hombre santo en vida, sin embargo creo que el pobre se debe haber dado varias vueltas en la tumba con ocasión de su canonización.

 

Ser reconocido como Santo por Ratzinger, un cura de orientación preconciliar, que ha significado desde antes de su nombramiento, más retroceso para la Iglesia que muchos otros. Él y sus dos amigos Sodano y Medina, a quienes tenemos la desgracia de conocer muy bien, fueron los principales asesores de Woltila quien inició el retroceso. Estoy seguro que los avances del Concilio Vaticano Segundo habrían sido considerados como insuficientes por Hurtado. También estoy seguro que se habría molestado en forma significativa si hubiese visto la mitad de la plaza de San Pedro repleta de chilenos que pagaron o financiaron su pasaje para llegar a un acto. ¿Cuántos millones de dólares se gastaron en ello, en la farandulización de un cura excelente? Hurtado habría aprovechado los fondos en algo verdaderamente útil, en una obra más, ya se tratase de educación, de la organización de los sindicatos, la instalación de bibliotecas populares o alguna otra obra que una mente privilegiada como la de él imaginase.

 

Por otra parte en estos días nos encontramos nuevamente en una situación delicada con los vecinos del norte. He recibido un correo electrónico de un amigo católico que invita a orar para que no ocurra lo peor. El problema de la convocatoria de mi amigo no está en el echo de invitar a orar, hecho que me parece válido para quienes creen en eso, sino que su reflexión se orienta a que hay que rezar porque los peruanos nos ganarían. Sinceramente ello me parece aberrante. El no entender que la guerra en si misma es una perversión es el tema.

 

No justifico en nuestra Latinoamérica la existencia de fuerzas armadas y creo que situaciones como esta no son más que escenas fabricadas de un lado y de otro de la pretendida frontera, para justificar la existencia de las instituciones que las defienden, los "hombres de armas".

 

La famosa soberanía no es otra cosa que una suerte de sentido de propiedad respecto de lo que no pertenece a nadie o que pertenece a TODOS, y quienes se ocupan de algo tan espurio sólo confunden el sentido de las cosas.

 

Desde luego que los creyentes debieran orar  para que la estupidez y el crimen no nos gobiernen una vez más. ¿Cuánto podríamos hacer juntos? ¿Cuántas muertes de hambre podríamos evitar si en vez de competir por una absurda frontera con Perú, Bolivia o Argentina, colaborásemos con nuestros hermanos de el costado?

 

Tenemos la mala costumbre de mirar a peruanos y bolivianos por encima del hombro, y ahora a los argentinos también. ¿No es eso un a forma más de chauvinismo xenófobo que algunos denominan nacionalismo?

  

Orad amigos cristianos, la Fe hace milagros y las ideas, y las obras, construyen realidades.

 

 

Eduardo Chiang S.

8.744.570-4

1 comentario

Rafael -

No concuerdo con la carta. Se nota que el tipo no es católico ni cristiano -como dice-, ya que demuestra ignorancia en varios tópicos.

Por ejemplo, se refiere a Joseph Ratzinger como \"preconciliar\", cuando todos sabemos que en el Concilio Vaticano II fue uno de los más entusiastas reformistas. Años después adoptó una férrea defensa del Magisterio de la Iglesia ante quienes creyeron que el ánimo reformista del Concilio les permitía cambiar lo que no se puede cambiar, pero eso no significa que haya renegado (o al menos no totalmente) del Concilio. Encima el remitente se permite conjeturar que San Alberto hubiese sido un entusiasta reformista del Concilio.

Quizás consideres que esto es flojera (y sí, lo es), pero prefiero remitir al autor de esa carta y a quienes concuerden con él a la siguiente columna de Gonzalo Vial Correa: http://www.lasegunda.com/edicionOnLine/especiales/gonzalo_vial/0811/index.asp?idnoticia=0209082005301S0110016&from=d&fecha_elegida=09/08/2005
Allí se detallan de mejor forma los contraargumentos a las posturas que se expresan en esa carta a The Clinic.

Saludos