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Nuestras Conversaciones, el blog de Gonzalo Prieto

Política

Alto Hospicio y la oportunidad de futuro en la juventud

Les comparto mi columna públicada hace unas semanas por http://www.elquintopoder.cl 

Breve análisis de los resultados del Censo 2017

Alto Hospicio es una comuna joven, y no sólo por su creación administrativa en el año 2004. Según los datos del último CENSO 2017 entregados recientemente por el INE en Chile, la población de la ciudad de Alto Hospicio tiene una edad media que se aproxima a los 30 años[i] (entre un total de 108.375 personas). Éste sólo dato es increíblemente importante, ya que casi toda la literatura sobre la población en nuestro país nos habla del envejecimiento de la población, con bajas tasas de natalidad, altas tasas de dependencia y una esperanza de vida que crece. Según datos del informe “Perspectivas de la población mundial” de ONU del año 2015, Chile presenta una edad media de 34,4 años ubicándose en el puesto 65 de 202 países en el mundo.

 


Nos queda por realizar un análisis aún más profundo de los datos para que pueda emerger una discusión colectiva fructífera y que tenga como objetivo, avanzar hacia un Alto Hospicio con un desarrollo sustentable en lo social, económico y ambiental, conociendo a nuestra población y tomando mejores decisiones para todos y todas.

¿Por qué nos deberían interesar estos datos? Simplemente porque es la línea base para entender la estructura social de nuestra comunidad. Una población joven es desde mi punto de vista un desafío y una oportunidad para quienes somos autoridades de la comuna.

 

Un desafío porque la alta natalidad de nuestra comuna genera variadas hipótesis a comprobar sobre la composición de las familias, la situación de niñas, niños y jóvenes, su educación, el acceso a bienes culturales, y si estos están gozando de sus plenos derechos. De acuerdo a los datos entregados por el INE, si agrupamos a la población entre los 0 y 14 años nos da como resultado que dicho tramo de edad representa al 30% de la población total, 10% más que la población nacional donde en este tramo de edad llegamos a un 20%, y 7% más que Tarapacá con un 23%. Una cifra muy grande, pero que nos debería cuestionar cuántas de las políticas públicas sectoriales, regionales y comunales están dirigidas a este importante grupo. Por ahora, tengo la sensación de que pocas. Tal vez las respuestas vayan por la mirada política electoral, donde niñas, niños y jóvenes no votan, lo que los invisibiliza y disminuye los esfuerzos públicos locales.

Según la OIT, las diversas encuestas de empleo toman como edad de inicio de la vida laboral a los 16 años. Por lo tanto, si agrupamos las edades entre los 15 y 64 años que es donde se supone termina teóricamente la vida laboral activa, nos da como resultado que en Alto Hospicio el 68% de la población se encuentra en edad laboral activa. Aquí se encuentra la oportunidad, tenemos un tremendo capital humano para abordar los desafíos del desarrollo del presente y futuro de la comuna. Hombres y Mujeres a las cuales debemos entregarle oportunidades en calidad de vida urbana, capacitación, educación, ocio y tiempo libre, bienes culturales, seguridad pública para que sus vidas sean plenas.

El 57% de la población de nuestra ciudad tiene entre 0 y 29 años, es imperativo generar políticas públicas comunales que promuevan el desarrollo de estos segmentos de la población. Debemos estudiar la posibilidad de tener una oficina de la infancia y la juventud que coordine las políticas públicas sectoriales en el territorio comunal, apalanque recursos específicos para la población infanto-juvenil, y por sobre todo promueva la defensa de sus derechos.

Otro dato, es que donde más del 90% de los servicios educacionales son entregados por escuelas y colegios subvencionados, debemos promover una estrategia comunal de educación que apunte a que nuestros hijos e hijas se preparen para el siglo XXI. Hoy muchos ven esperanzados el desarrollo comunal en el rebrote de la minería, pero les adelanto que esto podría ser  pan para hoy y hambre para mañana. Si capacito a un joven de 18 años para que sea operario de maquinaria pesada, donde probablemente en pocos años los vehículos se conducirán de forma remota o a través de un robot, estoy condenando al joven de hoy a ser un viejo cesante y con escasas oportunidades de reinventarse mañana, cargando al Estado un tremendo coste. Debemos entonces ser capaces de ver la juventud de Alto Hospicio como la oportunidad y desafío de hacer las cosas bien, y tomar los datos demográficos en cuenta a la hora de dirigir las políticas en materia de capacitación y empleo. Podría ser plausible entrenar capacidades en áreas tradicionales a personas que les quedan 20 años de vida laboral, pero ¿debemos hacerlo con aquellos a quienes le quedan 30 o 40 años?

Con un 4,2% de la población entre los 64 y los 100 años (que implica un -6% que el dato nacional) Alto Hospicio va a contrapelo de las cifras nacionales. Es tiempo de garantizar calidad de vida a nuestros adultos mayores, mejorando su atención en salud primaria, acceso al ocio, programas de protección y fortalecimiento de la dependencia sobre todo aquellos que están solos. Si hacemos las cosas bien, en 30 años cuando la pirámide de la población se vaya engrosando por arriba, tendremos experiencia suficiente para ofrecer buena calidad de vida a los mayores de la ciudad.

Nos queda por realizar un análisis aún más profundo de los datos para que pueda emerger una discusión colectiva fructífera y que tenga como objetivo, avanzar hacia un Alto Hospicio con un desarrollo sustentable en lo social, económico y ambiental, conociendo a nuestra población y tomando mejores decisiones para todos y todas.

[i] Dato elaborado por el propio autor a partir de la fórmula obtención de la edad media de la población que resulta de multiplicar el total de cada grupo quinquenal de la población por la edad media de dicho grupo. La sumatoria del resultado para cada grupo se divide por el total de la población obteniendo así la edad media.

TAGS: #ALTOHOSPICIO #CENSO2017 #DESARROLLOREGIONAL

¿Qué nos jugamos con la aprobación del PRI Costero?

El próximo 25 de enero, el CORE, tendrá que tomar una decisión sobre el plano regulador intercomunal costero para las comunas de Iquique, Alto Hospicio y Huara. Al parecer la ciudadanía ha estado ausente del debate y de las implicancias que hoy tiene para los ciudadanos de las tres comunas descritas.

 

Hoy por hoy no existe regulación alguna para el sector costero de nuestra región, lo que permite bajo las diversas legislaciones vigentes realizar una serie de proyectos en el borde costero, pero éstas no cuentan con un marco regulatorio que impida algunas cuestiones que son importantes para el desarrollo. Claramente, tener dicho marco regulatorio o no tenerlo es una decisión política sobre qué y cómo se quiere que crezca la región.

 

Hay dos cuestiones capitales en la discusión del PRI costero, la primera es el establecimiento de una zona contaminante en el sector de patache, lo que posibilitaría la instalación de Termoeléctricas en nuestra región. Sin embargo, la propuesta del PRI indica que es posible construir dichas centrales, pero les obliga a poner los desechos en otro sector, concretamente a más de tres kilómetros, lo que podría ser un obstáculo ya que los costos de producción se encarecen. No hay claridad de cómo se protegerán patrimonios naturales tan importantes como los oasis de niebla, y se abre el debate sobre la perdida del costo de oportunidad que implicaría instalar una zona contaminante en vez de potenciar el turismo sustentable.

 

La segunda cuestión en el debate tiene que ver con el crecimiento inmobiliario de la región. Sabemos que estamos frente a unos precios realmente desproporcionados en comparación a otras regiones del país. El PRI viene a limitar el crecimiento de gran altura  y podría abrir espacio para planes alternativos de vivienda social. Quienes creen en el modelo del chorreo seguirán apoyando un crecimiento desenfrenado que sólo beneficia algunos pocos y deja sin vivienda a miles de tarapaqueños que desean adquirir una vivienda digna a un precio justo.

 

El pasado mes de febrero se abrió un periodo de consulta ciudadana sobre el PRI costero, pero las posiciones que se presentaron a favor de no tener una zona contaminante en la región fueron desestimadas. El CORE debe decidir si tener un plan regulador que avance, aunque no sea todo lo que quisiéramos, o seguir con una región desregulada y donde los proyectos que vienen no garantizan sustentabilidad ni económica, ni social, ni ambiental para la región. Creo que debemos optar por tener una actitud seria y comenzar con el pie derecho en estas materias, dejando el desorden y los intereses económicos fuera y tomar decisiones pensadas en el futuro regional. No hay soluciones infalibles, pero sí podemos avanzar pasos importantes.

 

Ahora sólo nos queda esperar hasta el viernes 25 la votación del CORE, que luego será elegido por voto popular y se espera de ellos seriedad y compromiso con la región. 

Las destripadas elecciones municipales de Tarapacá.

Las destripadas elecciones municipales de Tarapacá.

Suelo decir con frecuencia que Iquique (y esto extendido a toda la región) es Macondo. Que aquí se cruzan gatos con perros, elefantes con jirafas y que todas las lógicas de la política nacional sufren transmutaciones debido a los diversos factores de nuestra flora y fauna política. Sin embargo esto no parece ser tan así cuando lo miramos con detención. Ya que si miramos el país podremos fácilmente encontrar coincidencias. A mí la que más me llama la atención es la inexistencia de una fuerza política alternativa articulada y coherente, junto con dejar que los de siempre gobiernen por nosotros a costa de una actitud pasiva, sin compromiso.

 

Otra vez elecciones municipales, la concertación fuera del poder, la derecha mucho mejor articulada gracias a las virtudes que tiene estar en el gobierno, pero no exenta de precariedades. Vemos como en nuestra región corren los más increíbles pactos y sub-pactos, como la falta de alternativa política da paso a la especulación más terrible del poder, donde el populismo, el acarreo y el dinero finalmente se queda con la corona del nuestro pequeño reino.

 

Citando a Ascanio Cavallo en su última columna de la Tercera: “la concertación se murió”. Y cómo no, si su candidato Alcalde oficial parece haber quedado fuera de la carrera antes de comenzar, ya que los trapecistas de nuestra política local saltan de un lado al otro en busca del empleo, el proyecto o la licitación. Soria se convierte en el botín, en el árbol que da más sombra o para decirlo mejor, el árbol que les devolverá la pega.

 

La concertación en Tarapacá no tiene proyecto, ni visión y menos aún compromiso. No obstante algunos dentro de sus partidos, en las que me cuento yo mismo, tenemos la convicción de generar dicha alternativa política. Por eso que está crítica de forma clara es necesaria para volver a construir.

 

Nuestro sistema electoral en el caso de los concejales nos pone a destrozarnos entre nosotros, buscando hacerle la zancadilla al compañero de lista. He podido ver como muchos de los concejales electos están felices al lado del Alcalde de turno, apareciendo en las fotos, muy seguros, pero sin decir una sola palabra, sin proyectar ningún futuro.

 

En la calle la gente arde en demandas justas e incluso hasta domésticas. Se ha creado un sistema clientelar muy difícil de romper, muchos dirigentes vecinales encuentran en la campaña el momento propicio para pedir plata, solucionar sus cuentas. El voto a cambio de cualquier cariñito, de no ser así tu posibilidad se vuelve poco atractiva.

 

El dinero corre a manos llenas, muchos concejales se vuelven las niñas bonitas y también algunos candidatos. ¿Por qué? Muy fácil, yo te financió y tu me votas para CORE. Pero parece que está vez la cosa quedará algo atravesada porque es muy posible que la venta de votos a CORE no pueda efectuarse debido a que estos serán prorrogados durante un año más en sus funciones debido a la discusión de su elección popular.

 

¿Y qué nos queda? Una parte de la ciudadanía está desencantada, pero que por omisión permiten que sigan votando los mismos, los mismos que acostumbran a regalar el voto por un canasto familiar. No sirve de nada hacer crítica mirando desde el televisor si realmente no se involucran en los procesos de cambio de la política y la sociedad en que vivimos.

 

Algunos preguntarán ¿para qué?, total mañana trabajo igual. Yo les digo muchas gracias, gente como usted tiene a nuestro país sin educación de calidad, con una salud tan precaria que sale más barato comprar el cajón que pagar el tratamiento. Que a punta de completadas y platos únicos suplimos un Estado ausente. Pero sabe qué, la culpa no es solamente de los políticos, como usted fácilmente suele argumentar, también es suya, que prefiere ver tranquilamente la tele desviándose de tal forma que permite que todo esto ocurra.

 

¿Todo está tan mal? Sí, lo está. Sin embargo hay esperanza, hay alternativa porque somos muchos en todo el país los que estamos por hacer el difícil y largo trabajo de cambiar Chile. Ustedes pueden quedarse si quieren sentados en sus sillas, esperando a que otros resuelvan las cosas por ustedes. Pero en una de esas, lo que están leyendo les despierta y les enoja lo suficiente como para indignarse y levantar la voz. Salir y hacer algo por cambiar ustedes mismos, por cambiar sus barrios, sus ciudades y finalmente su país.

 

Esa es la convocatoria, para que todos y todas se levanten, se comprometan y marquemos la diferencia, comencemos a construir la alternativa política, social, económica, regional y ambiental en nuestra región y el país. Nos merecemos un lugar mejor para vivir, nos merecemos una sociedad justa, meritocratica, nos merecemos un nuevo mercado, nos merecemos un mundo limpio y sustentable. Pero todo eso sólo depende de nosotros. No hay excusa, ahora la decisión es suya.

 

¿Qué nos jugamos en estás municipales?

Cada cuatro años “renovamos” en Chile a alcaldes y concejales, lo cual representa una de las elecciones más importantes, puesto que si lo pensamos bien los gobiernos comunales son los responsables de la mayor parte de la solución o agendas de desarrollo de una ciudad. Son precisamente los Alcaldes quienes pueden liderar procesos transformadores o simplemente administrar una institución, en la que insisto tiene un tremendo potencial para realizar cambios cercanos a las personas.

Nuestra región tiene una cualidad particular, es de las pocas regiones donde los colores políticos tradicionales no operan simétricamente con la lógica nacional. Todo parece estar cruzado.

Debiéramos preguntarnos ¿quién quiere algo distinto? Cuando me subo a un colectivo, o hablo con gente en la calle lo primero que te encuentras es la queja, la crítica sobre la ciudad. Entonces piensas la gente quiere un cambio, ya no quiere más de lo mismo, se aburrió de las promesas que nunca llegan o que llegan sólo para algunos. ¿Y si eso fuese cierto?, sigo preguntándome ¿qué ocurre con todo eso el día de la elección? Porque sencillamente se elige a los mismos y muchos de ellos con amplias mayorías.

Algunos hoy confían en el nuevo escenario electoral, creen que la elección automática y el voto voluntario traerán a esos disconformes, a esos que están aburridos de lo mismo a votar por alternativas, por dar un giro a lo de siempre. ¿Qué podemos hacer? Nada, sólo esperar. O convocar a todos quienes están disconformes, aburridos, apestados de siempre lo mismo. A manifestarnos a través de la urna y brindarnos una oportunidad de cambiar, de tener otra ciudad, otra región.

Porque si decidimos no ir a votar, no manifestar nuestra posición en el voto el próximo 28 de octubre, estaremos votando por omisión para que todas y todos aquellos que dices que no te representan sigan gobernando y con ello seguiremos con los peores resultados en educación, la deficitaria atención en salud, con nuestras calles rotas e inseguras, con una desigualdad escondida pero que existe allí donde vamos.

Diremos no a proteger el agua, diremos no a mejorar la calidad del empleo, diremos no a una ciudad limpia, diremos no a una ciudad segura (que ya no es sólo el asaltante de la esquina), diremos no desterrar la corrupción de nuestros municipios.

Lo que nos jugamos en estas municipales es la oportunidad de cambiar, es la oportunidad de tener voz y voto en lo que queremos para nuestras comunas. La oportunidad de demostrar con nuestra acción toda esa energía que utilizamos durante el resto de los cuatro años antes de la próxima elección.

 

La ruptura de la confianza pública

La ruptura de la confianza pública

Reflexiones para cambiar Chile.

Las últimas encuestas realizadas por Adimark, CEP, CERC, entre otros. Nos demuestran la grave situación de legitimidad política que vive nuestro país. Las personas han perdido lo que yo llamo la “confianza pública”, y esto pone de manifiesto la incubación de una crisis social de grandes proporciones. Para un Chile que se ha olvidado de construir ciudadanía y ha dejado en manos del mercado y su modelo hegemónico, el control absoluto de todo país en sus diversas dimensiones institucionales y territoriales.

 

¿Qué es la confianza pública? Es el vínculo de los individuos con la sociedad, la expresión de voluntad de las personas respecto del Estado. Una idea que proviene de la tradición republicana donde las personas construyen comunidad y se preocupan (del discutido) bien común.

 

Como nos señala Zygmunt Bauman la modernidad representa entre otras cosas, la ruptura de la relación entre el proyecto individual y el proyecto colectivo. Sólo nos queda el primero, pues lo colectivo ha quedado en un proceso histórico relegado y debilitado por las fuerzas del modelo neo-liberal que transforma a quienes fueron participantes de sus comunidades, en meros clientes.

 

A todo nivel, desde el psicológico hasta el sociológico, la práctica costo-beneficio es la dominante en las relaciones sociales que establecemos. Las políticas públicas focalizadas y tan aplaudidas por los gobiernos de la concertación y la derecha se construyeron desde la lógica de la eficiencia económica y no desde la cualidad social. Fieles creyentes de las recetas entregadas por el FMI y el Banco Mundial, somos los mejores alumnos de un modelo desigual desde lo económico, social y territorial. Pero nada de lo que digo es novedoso, aunque sus consecuencias humanas son aún invisibles, nuestra sociedad chilena, y también la global pasa por un periodo donde lo que llamamos confianza pública ha perdido sentido absoluto y el valor hacia los otros sólo se manifiesta en la ecuación sobre los resultados que me produzcan algún beneficio.

 

Nuestra incapacidad de pensar la sociedad nos ha traído hasta aquí, y es tarea de nosotros revertir aquello desde muchos frentes: la movilización, social, la producción de pensamiento, la estrategia política Debemos re-educar a quienes sacan cuentas alegres por los porcentajes de adhesión de un gobierno, pero no son capaces de presentar una alternativa política que conquiste, nunca mejor dicho, la confianza ciudadana.  

 

No sólo recuperamos la confianza pública refundando nuestro modelo institucional, aquello es necesario como parte de una etapa, pero no es lo fundamental. Ya que cuando miramos otros países con modelos institucionales diferentes vemos las mismas debilidades, los mismos problemas, las mismas inseguridades que se manifiestan en la calle y comienzan en el otro lado del atlántico a mostrar los primeros signos de la crisis, no de la económica, sino de la social. Hace falta entonces ir más allá y avanzar en una alternativa política que transforme nuestro modelo económico y social. Una alternativa articulada en un discurso que apela al compromiso ciudadano, a la mayoría social, al debate de las ideas y manifestación como forma de presionar los cambios necesarios.

 

No sirven nuevas constituciones si es para administrar más de lo mismo. No sirven otras fórmulas electorales si es para continuar gobernando un sistema chileno del miedo. Miedo a enfermar, a educarnos, a vivir en nuestros barrios. Nuestro deber es pensar en los cambios democráticos como un vehículo de algo más profundo.

 

Un nuevo modelo económico y social que se encuentre bajo el marco de la sustentabilidad ambiental, del respeto por nuestra tierra; la sustentabilidad social que encuentre la igualdad y el bienestar de las personas, donde derrotemos la lógica del miedo; y la sustentabilidad económica que busca en el mercado una manera administrar nuestros recursos sin necesidad de explotarlos hasta la saciedad o crear ficción para las ganancias desproporcionadas de unos pocos en desmedro de una mayoría. Los desafíos son muchos, así como muchas las ideas para avanzar. Ahora nos toca actuar con coherencia y avanzar hacia la recuperación de la confianza y la construcción de una nueva sociedad.

 

 

 

La decisión del Príncipe

La decisión del Príncipe

A casi 500 años de cumplirse el aniversario Nicolás Maquiavelo, imagino qué consejo le daría al “Príncipe de Chile”. Es imposible saberlo, pero una reflexión temprana sobre la candidatura de Claudio Orrego, no queda fuera de lugar en el actual devenir político de nuestro país.

 

Yo no conozco a Claudio Orrego, sólo lo he visto en televisión y he escuchado de él. Eso me convierte en la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas del país que pudieran tener la misma información al respecto. El tema es que “el príncipe” se ha embarcado en la travesía más difícil, pero una de las más heroicas del Chile actual. Tener aspiraciones presidenciales, y competir contra a élite de la clase política de la centro-izquierda. Esto, a lo menos merece nuestro más profundo respeto, ya que aún hay gente con voluntad de atreverse en un panorama gobernado por la razón política, y no por la convicción política.

 

El ex – alcalde ha declarado firmemente querer representar a su partido e interpretar una visión de una parte de los chilenos, esperando encantar al resto en lo que queda hasta el 2014. Aún nos falta por conocer su opinión en muchas materias, pero lo que no le falta a este señor, es coraje a la hora de seguir sus ideas. De eso en nuestro país queda poco, muy poco. Y debemos cuidarlo y ojalá producirlo en cantidades industriales.

 

Vemos como en muchos otros países no existen problemas en proclamar a los candidatos mediantes procesos democráticos. Y para quienes se les haya olvidado, ese proceso es una elección, y no una declaración armada a hurtadillas.

 

Un país como Chile, que tiene aspiraciones de Estado desarrollado, no puede sino hacer honor a dicha etiqueta dirimiendo sus conflictos, acuerdos y candidatos de modo democrático. Lo contrario, es no comprender lo que nuestro país ha intentado decir durante este último periodo de la historia (y en otros). Nuestra sociedad cree en la democracia, pero en la democracia con transparencia, no procedimientos truchos y a cuatro paredes.

 

En el país aún impera el criterio de un pequeño grupo de personas, que una vez más, la arrogancia de querer decidir por el resto de las y los ciudadanos a través de la razón estadística, en vez de la legitimidad del voto popular, hace peligrar la opción de un gobierno como alternativa a la derecha. Parece no aprender las lecciones de la última elección presidencial, donde la ciudadanía castigo firmemente el compadrazgo, el cuoteo, la chica, la calculadora, el mal hacer en política.

 

Es por ello que quienes creemos firmemente en la democracia, debemos defenderla como método y como ideal.

 

La convicción y la coherencia son valoradas por la sociedad de tal forma, que es perjudicial para todas y todos los candidatos a la presidencia de la República, faltar a estas premisas, pues se corre el serio peligro de ser castigado.

 

 

Desconozco aún si Claudio Orrego es el mejor candidato para el 2014, al igual que no supe si lo era en su minuto Marcos Enriquez-Ominami. Pero quedó claro, que de no ser rigurosos con los procesos democráticos, y volver a fallarle a las aspiraciones ciudadanas. Estaremos arriesgando una vez la alternativa política para nuestro país.

 

En mi opinión, un proceso democrático y de elecciones primarias, es el mejor método para elegir a nuestro candidato o candidata presidencial. Es la forma en que la acción coherente, será la tarjeta de presentación más adecuada para pedirle al pueblo de Chile, que confié en nosotros para llevar al país por la senda de un desarrollo con bienestar social y cada día más igualitario para todos. 

Chile: País en construcción, disculpe las molestias

El año 2008, tras la caída de Lehman Brothers se escribieron ríos de tinta sobre la vuelta de Keynes, el principio del fin del capitalismo, nada de eso se ha cumplido, todo lo contrario, el capital se ha hecho más poderoso que nunca y define a través de agencias de riesgo si los Estados son o no seguros para colocar las inversiones.

 

Pero no sólo los mercados, también los gobiernos con clases políticas cortoplacistas en la gran mayoría de lo que lo que se llaman países desarrollados, vivieron felices mientras había dinero y endeudarse no parecía una amenaza, si la cosas van bien para qué vamos a cambiarlas, ¿para qué?.

 

Hoy cuando la crisis económica destroza como un cáncer a Europa, modelo global de unión política, económica y social, un Estados Unidos viviendo en la línea del fracaso, los viejos modelos desarrollados se nos caen, y nosotros somos incapaces de ver lo que tenemos tan a la vista.

 

Si algo debemos aprender del análisis comparado de las sociedades, es que estos deben ser capaces no de copiar fielmente políticas públicas, sino analizar las decisiones tomadas por otros y aprender de ellas para aplicar las propias de acuerdo a nuestro propio contexto. Porque Chile es un país en construcción, un modelo que aún no toma las decisiones más importantes y ha construido sobre cimientos viejos lo que requiere claramente pilares que sean capaces de transformar el modelo, para que éste le brinde a sus ciudadanos y ciudadanas un verdadero lugar para vivir mejor.

 

Estamos en un punto de inflexión, pero si no hacemos algo hoy, mañana será tarde y sufriremos como los europeos los males de tomar decisiones equivocadas y no ser capaces de adaptarse al futuro. Vivimos en un país que ha creado un modelo de éxito falso, que se cree rico, la gente gasta y mal gasta, porque encuentra en los bienes materiales las satisfacciones superfluas que no encuentra en sus vidas. Vamos a la moda, vamos a los conciertos, somos felices cuando un cantante internacional visita nuestra ciudad, nuestro propósito es material, ¿pero de quién no lo es?, es verdad yo también quiero bienes materiales, pero la pregunta es: ¿cuanto tenemos es todo lo que somos?

 

Los medios para alcanzar los fines que nos han dicho que deberíamos alcanzar son falsos, ya lo dijeron los prisioneros, aquellos famosos doce juegos. Entonces la gente se frustra, se resiente, va alimentando la destrucción de la cohesión social, que se manifiesta de manera violenta, en la delincuencia que crece y florece. Nos preocupamos por los medios para combatirla sin hacer nada por poner medios y recursos para transformar el modelo que la gesta.

 

Con miedo, Chile vive con miedo: a educarnos, a enfermarnos, a transportarnos, a caminar por las calles, a compartir de verdad con otros, nos encerramos en edificios llenos de equipamientos para salir lo menos posible a la calle, preparados para los codazos de la hora punta.

 

Las regiones abandonadas a la buena voluntad del centro, que se ve así mismo como crece y crece sin ningún tipo de planificación más que el mercado que construye para vender sin saber como se pagará mañana. Todos nos tendremos que venir a vivir a Santiago, porque las oportunidades en las ciudades de provincia están rotas si no eres parte de la mano de obra de la empresa de turno. Regiones gobernadas por el caudillo político local y la empresa que alimenta sus campañas. El arte, la cultura, el deporte, el medioambiente son meras referencias en las memorias de la responsabilidad social empresarial sin fomentar un real desarrollo local basado en el buen vivir de las personas.

 

Chile con una clase política absolutamente deslegitimada, con una democracia enferma por el cuoteo y la poca coherencia de sus “líderes”, han perdido toda chance de que alguien les crea. No tenemos políticos (o tenemos muy pocos) sino ingenieros electorales preocupados por ganar para cobrar el bono, que no es más que una serie de cargos para llenar.

 

Con la crisis económica no ha regresado Keynes, sólo se ha fortalecido el mercadeo salvaje, el modelo de casino que denunciaba Cohn-Bendit y que tiene hoy no sólo amenazado a los mercados de los Estados europeos, también a las millones de personas que lucharon y sufrieron por tener un Estado del Bienestar lejos de ser lo que era.

 

Seamos inteligentes en observar la historia y las decisiones de otros, para construir un Chile sin miedos, que garantice las oportunidades a todos y todas para que corriendo desde la misma línea de partida, desplieguen su libertad y el cumplimiento de sus deseos, ello requiere avanzar desde abajo y no parches desde arriban que sólo reproducen la desigualdad de las últimas décadas, que alimentan como he dicho, un resentimiento y violencia colectiva que mitigamos comprando.

 

Requerimos de una clase política coherente, comprometida y apasionada. Necesitamos ciudadanos dispuestos a trabajar unidos para todos y no por separado. No es una tarea fácil, pero no por ello dejaremos de quererlo y de esforzarnos. 

La Alternativa Política en Chile, una reflexión desde la izquierda

Desde que se perdió la elección presidencial y vuelve la derecha al poder de forma democrática después de casi medio siglo en Chile, la oposición se ha visto capturada por la inercia y la incapacidad de proponer un nuevo proyecto político al país. Dicha situación parece normal cuando se estuvo por 20 años en el gobierno. La frustración causada y la debacle que muchos ya habían vaticinado se convierte en un escenario muy confuso.

 

A casi la mitad del periodo presidencial, los problemas evidentes no sólo están en la moneda sino también en una concertación que no es capaz de encontrar el rumbo adecuado, ya nadie les cree.

 

¿Cómo construir una alternativa política para Chile? Parece ser la pregunta más difícil de responder. Los documentos y declaraciones que circulan en el país no ayudan a clarificar esto, pues no cuestionan finalmente la columna vertebral del problema chileno, su modelo económico social.

 

El triunfo del capitalismo salvaje que se asienta en nuestro país traído primero por los Chicago Boys y administrado por la concertación si bien trajo algunos frutos en materia de crecimiento y por ende la política del chorreo focalizada, pero que ha dejado en la situación más grave de desigualdad y falta de garantías a las y los ciudadanos chilenos. Ello ha producido, como he mencionado en otras ocasiones, un sistema cultural de individualismo y alejamiento del sistema político. Como el Estado no es capaz de proveer las garantías necesarias, las y los ciudadanos buscan en la iniciativa personal dichas cuestiones. El crecimiento a permitido el aumento de la calidad de vida y los sueldos, pero cuando la clase media (más aún los pobres) se ve enfrentada a la perdida de ingresos por vía salario es totalmente indefensa para hacer frente a un mercado que le devora y le exige sin contemplaciones los pagos por la calidad de vida que nunca realmente tuvo sino que arrendaba en cómodas cuotas.

 

Se hace necesario entonces revisar de manera profunda al menos dos cuestiones capitales en nuestro país si queremos ofrecer una alternativa: el modelo económico y social, y nuestro modelo de Estado nacional. Ello requiere por tanto revisar todos los conceptos y las doctrinas que hoy imperan en Chile, ya que de estas cuestiones se despliega todo el debate sobre lo que debemos ofrecer como alternativa.

 

La oposición no puede sencillamente realizar declaraciones parciales, buscando el mejor rédito electoral. Estos deben ser capaces de reconstruir un discurso ideológico que articule un proyecto para el gobierno de las ciudades, regiones y el país.

 

¿Se necesita acaso una nueva gran coalición de centro-izquierda? Ello dependerá de la reflexión que realizan los partidos. Lo que no se puede realizar es una batalla desgastante y absurda sobre quién es más y mejor progresista, una palabra que ya poco connota en la gente y que esconde y entierra una real propuesta de izquierdas para el país.

 

La alternativa política para Chile debe venir de una reflexión ideológica y profunda sobre el modelo económico y social, su modelo de Estado centralizado, generando propuestas de izquierdas y que involucren el sentir de la ciudadanía. Los nuevos liderazgos son imprescindibles para empujar dicha alternativa, de otra forma continuaremos acorralados en manos de esos pequeños políticos con calculadora en la mano y sin ninguna intención de hacer un cambio profundo en Chile para hacer de él un mejor lugar para vivir y desarrollar nuestros sueños. 

Iquique: Sin Alternativa Política

Iquique: Sin Alternativa Política

La ciudad de Iquique se encuentra enterrada en los mismos males del país. Aunque muchos la presentan como una isla en el desierto, como una excepción, somos el reflejo del mismo sistema político y económico.

En primer lugar tenemos un duopolio representado por el sorismo y la derecha –ya que la Concertación no existe sin Soria, y tampoco el PC– que han administrado uno de los gobiernos locales más prometedores del país dejando claramente relegados a la población más pobre de la ciudad. Gestiones que sin duda han colaborado a generar riqueza, pero la pregunta sería ¿riqueza para quienes? Ya que cuando la tarea de un municipio es resolver los problemas locales de la población y colaborar en el desarrollo del territorio, nuestros alcades (Soria y Dubost) han entendido que el municipio es una plataforma de negocios, dejando la educación, la salud y el medio ambiente a la deriva.

La economía local no es distinta; ésta no es fruto de la magnífica gestión municipal, sino del alza en el precio del cobre que tira del carro nacional y local. A mayor precio del cobre crece la demanda de empleo, mejoran los sueldos, crece el gasto, se atrae la inversión y los servicios, pero todo ese crecimiento económico se encuentra muy lejos de cumplir con los objetivos de un desarrollo integral que brinde a la gran mayoría de los ciudadanos una ciudad limpia, moderna, con servicios municipales de excelencia, con una educación pública de calidad, con una salud de alto nivel. Todo esto no existe y la respuesta siempre ha sido echarle la culpa al otro, que si bien es responsable de muchas cosas, tenemos una importante cuota de responsabilidad. Si queremos hacernos cargo de la ciudad y la región debemos ser capaces de hacernos responsables de las tareas que debemos llevar adelante.

No hay alternativa política en Iquique porque no nos atrevemos a cambiar la historia. Ese cambio pasa por construir dicha alternativa y proponer a las y los ciudadanos de la ciudad todo aquello que no existe, porque tenemos los recursos pero nos falta valentía para ser capaces de quebrar la hegemonía. Es cierto que no es una cuestión fácil, se requiere de trabajo, esfuerzo y recursos económicos para levantar un camino diferente, pero también requiere una cuota importante de coraje y liderazgo que parece agotado en la ciudad.

La próxima campaña municipal debe ser un desafío para todas y todos los habitantes de Iquique, debemos preguntarnos si queremos más de lo mismo, o nos atrevemos a crear la Alternativa.

 

Publicado en: http://www.edicioncero.cl 

LA TREGUA

LA TREGUA

 

Los estudiantes chilenos han dado el paso más importante de un movimiento social en el país. Su contexto hace que lo que se ha logrado hasta ahora sea único y responde también a los cambios de la sociedad en la que estamos viviendo. Una generación nacida en democracia y socializada en ella, ve con mirada crítica que el país que se ha construido no responde a las expectativas, a unas expectativas globales producto de la era de la información como ha dicho Castells.

 

El movimiento estudiantil comandado por la Confech y particularmente liderado por la dirigente Camila Vallejo, constata una cuestión histórica en nuestro país y en los movimientos sociales. Son las élites intelectuales las que organizan el discurso crítico y reciben el apoyo de las masas, es desde el centro del poder (U. de Chile) que se lidera un movimiento que refleja muy bien el diagnóstico chileno de país desigual y segregado, el centro versus sus regiones.

 

Se ha logrado que la educación este hoy en el centro de la discusión nacional, la primera prioridad toda la clase política, empresarial y la sociedad en su conjunto. Pero se corre un riesgo latente de perder credibilidad si no sé calculan los costos del descontrol de los grupos violentos que van minando poco a poco la causa estudiantil.

 

Es necesario mantener la presión social porque la clase política y el gobierno sólo ponen atención ante ello. Sin embargo es necesario bajar al terreno del debate político sobre la educación aprovechando precisamente esa base social activa. Por la forma que se organizan tradicionalmente los estudiantes, es de prever que pueden perder el control del movimiento si algún grupo radical se separa. Se deben llegar a acuerdos antes de que eso ocurra y no desaprovechar el momento óptimo. Ello no significa dejar de lado las convicciones sino que se debe actuar con más sentido político.

 

El movimiento estudiantil es reflejo de la sociedad en que vive, ha criticado a la clase política y sus instituciones, tan desgastada a ojos de toda la ciudadanía, pero al mismo tiempo han mostrado total rigidez ante la aparición de cualquier grupo de estudiantes que quiera ser parte de las demandas, y han sido tratados como “grupos no representativos de los estudiantes”. Eso demuestra el reflejo al que me refiero.

 

La debilidad que han aprovechado los estudiantes ha sido que el Estado olvido como reaccionar ante movimientos sociales fuertes, se acostumbró la clase política a desactivar dichos movimientos por debajo de la mesa a través de operadores políticos internos. Pero no se puede creer que eso durará para siempre, las personas e instituciones aprenden y buscarán salidas que pueden terminar siendo perjudiciales para los objetivos que se pretende, que son en definitiva lo más importante a resguardar.

 

Creo que es el momento de una tregua estratégica para consolidar un avance sustantivo en la educación chilena, de lo contrario la legitimidad ganada hasta ahora se puede ir perdiendo.  

La democracia enferma de Chile

La democracia enferma de Chile

Decir que el problema de nuestra democracia se encuentra en las coaliciones gobernante y opositora se nos queda muy corto. La enferma democracia chilena radica en elementos muchos más profundos, son de toda la sociedad, y la superación de esos problemas requiere una mirada de largo plazo , cambios profundos en la estructura política del país y la colaboración trasversal de toda la ciudadanía.

 

Nuestra sociedad ha cultivado el individualismo, el clasismo, la xenofobia. Ha creado para sí misma una imagen de sociedad exitosa y moderna, que al mismo tiempo es un país desigual y todavía muy por debajo de las garantías y derechos de las personas. Hoy podemos observar la efervescencia de las movilizaciones pero poco podemos conocer del compromiso de las y los ciudadanos por cambiar nuestros modos de vida. No queremos antenas de celular cerca de nuestras casas, pero no dejamos de hablar por el iphone o la blackberry.

 

Somos un país rico en recursos naturales y estamos motivados a protegerlos y manifestarnos, la pregunta es ¿cuántos estamos dispuestos a sacrificar parte de nuestra comodidad por mitigar los efectos que tiene el desarrollo capitalista en el medio natural? El desarrollo sustentable – en Chile y en el mundo – se convierte en un producto más al cual sacarle beneficios. Los responsables de un estado de enfermedad de la democracia, que se manifiesta en la crisis de legitimidad de las autoridades e instituciones, son precisamente una sociedad que ha crecido enseñando a los ciudadanos a rascarse con sus propias uñas. Falto de garantías mínimas, convencido en una meritocracia desde arriba que premia a los de siempre. No es fácil librarnos de una forma de pensar, de una cultura instalada, reforzada por la educación, nuestro sistema electoral, nuestros líderes y las empresas, apreciada como algo sumamente normal por todas y todos nosotros.

 

La transformación proviene de un cambio social y político profundo, complejo y de largo plazo. El objetivo debe ser profundizar la democracia, acercar el poder a la ciudadanía y crear una sociedad que brinde a todos y a todas las bases fundamentales para su desarrollo, que les entregue las herramientas sin excepción, para que cada uno conforme a sus motivaciones construya su vida y su felicidad. Debemos trabajar en una sociedad más diversa que equilibre los pilares de igualdad y libertad.

 

La nueva generación que hoy moviliza y deja huella en la historia de Chile, debe ser la que sea capaz de rehacer un discurso político perdido, de soñar y construir una democracia más comunitaria, donde recobremos valores como el compromiso, la lealtad, la comunidad. No buscamos un Estado todo poderoso, pero tampoco un Estado frágil que abandona a los que menos tienen ante los intereses puramente económicos. Debemos ser capaces de pensar nuevas instituciones y de dialogar sobre un nuevo contrato social para las y los chilenos.

 

Todas estas cuestiones pueden parecer demasiado abstractas, demasiado utópicas, pero que duda cabe que son las ideas (como ya lo decía Berlín) las que son capaces de mover al mundo. No debemos dejarnos vencer por quienes no quieren pensar, por quienes prefieren quedarse como estamos y avanzar en la medida en que los poderosos lo permiten. Tenemos el derecho de pensar, criticar y construir el mundo en que queremos vivir. Sólo con ese aliento podremos caminar hacia un Chile mejor de como lo encontramos.

 

 

EL CAMBIO DE GABINETE: “La generación de Pinochet”

EL CAMBIO DE GABINETE: “La generación de Pinochet”

Tener y mantener el poder son deberes inalterables en la política. Muchas veces el buen gobierno quedará como algo marginal frente a estás dos premisas. Por lo cual, las acciones que los políticos ejecutan no calzan con la lógica del ciudadano común y se escapan de los ojos del analista.

 

El gobierno de Sebastian Piñera comenzó con una situación delicada, el terremoto del 27 de febrero hace girar 180 grados su agenda, y dejaba con el más duro examen a una generación de políticos no acostumbrados a la gestión gubernamental que la concertación, bien o mal, tenía ya aprendida. Es así como Piñera comete el mismo error que Bachelet en su primer gabinete, buscar cambiarle la cara a la política con gente “técnica” y dejar fuera a los viejos rostros de la política. Fue un craso error y parte de ese mal diseño al principio, fue lo que en mi opinión tiene al Presidente contra las cuerdas en lo que ha encuestas se refiere.

 

Con unos movimientos sociales a flor de piel, fruto de la evolución social y una transición política, responsable sociólogicamente de lo que hoy acontece, el gobierno no es capaz de poner la brújula en el norte correcto. ¿Cuál es ese norte?. Conservar el poder y realizar un buen gobierno.

 

Su gobierno claramente inexperto está actuando con lógicas equivocadas, primero creyó que no tenía que tener políticos, cuando es lo que más se necesita. También creyeron que debían prescindir de los partidos, cuestión en la que también han tenido que echar pie atrás. Ninguna fórmula funcionó, y el gobierno cayó estrepitosamente en confianza y popularidad. Y es aquí donde pasó lo peor. Los partidos de la Alianza por Chile – pues la coalición por el cambio no existe, pues no hay ministros de Chile Primero – arremetieron con todo y defendieron con todo su poder a los presidenciales, sacaron a quienes no tenían ningún peso político dentro de sus filas y derribaron a los jóvenes prometedores. El objetivo, ganar las próximas elecciones, proteger su vaca sagrada y dejar de mirar desde la vereda del frente un gobierno que entienden legítimamente como propio. El único que se salvo, por una cuestión de confianza personal, fue el amigo del presidente. El ministro del interior.

 

Llegó entonces el gabinete de Pinochet, los discípulos de Jaime Guzmán, los que diseñaron la llegada al gobierno y construyeron el partido más grande del país. Lo del ex-ministro de energía es la última de un equipo inexperto y que el nuevo gabinete espera no volver dejar pasar.

 

Y el mapa nos queda de la siguiente forma: Chadwick, un político de gran clase tanto por sus relaciones familiares transversales como su enorme capacidad de dialogo, él hará lo que Hinzpeter nunca pudo, ni podrá hacer. Lavín, la vaca sagrada y eterno presidencial, es el símbolo de la generación Pinochet y como tal se le cambió al Mideplan para que se luzca con el trabajo del joven prometedor, y de paso se le pasa la cuenta al otro Kast en la UDI. Longueira, será un guerrero, y aunque lo han puesto en un ministerio poco adecuado se las arreglará para ser noticia, como ya lo hizo recientemente enviando el mensaje a la moneda por los diarios que sería parte del comité político (les guste o no). Golborne, había que proteger a la mejor carta de la Alianza en las encuestas, y como a Lagos se le envió a cortar cintas y besar guaguas al MOP. ¿Y el resto de los ministros “nuevos”? Créame lector y lectora, esos no importan.

 

El nuevo gabinete tiene más peso político, es un cambio provocado y diseñado por los partidos, no por el gobierno. Está hecho para ganar las municipales, mejorar la imagen del gobierno y ganar las próximas presidenciales. ¡Cuidado!

¿Qué hay debajo del Leviatán?: Ciudadanos

¿Qué hay debajo del Leviatán?: Ciudadanos

En un mundo como el nuestro, convulsionado, siempre convulsionado, somos prisioneros de la ficción, de haber creado un mundo imaginario donde fuerzas extrañas y sin rostro dominan a quienes hasta hace poco tiempo eran las estructuras ordenadoras de la sociedad en que vivimos. Pero eso ya no existe, va en franca decadencia, y por sobre todo un problema que afecta a todos los países por muy aislados y diferentes que estos sean.

 

La globalización o mejor dicho la internacionalización de los mercados ha sometido a la política y por ende al Estado como hasta hace poco lo conocíamos. Todo se ha vuelto líquido como dice Bauman. Y peor aún los diferentes estamentos de la sociedad se han vuelto sordos, anclados todos en sus procedimientos, en su historia, escondidos en su propia parcela intentando salvarse de algo que debemos enfrentar todos juntos.

 

No es una cuestión de ideologías o sí, es que nuestras sociedades son dominadas por algo que no podemos ver, no podemos combatir con las armas. No son terroristas y tampoco los Estados totalitarios. ¿Pero quién se atreve a hacerle frente?, ¿Quienes son capaces de despertar?. Nuestra falta de cooperación es indiscutible, aún en los peores momentos la política se ha puesto a proteger una vez más a los mercados y los sistemas financieros, a los que se les ha entregado una fe ciega, tal vez más ciega que aquellos que da crédito a la religión. Romper el paradigma de que podemos construir una sociedad distinta es una tarea compleja, pero no imposible.

 

Poco a poco las y los ciudadanos, como históricamente lo han hecho, se ha levantado para decirle a sus líderes que marchan por el camino equivocado. Porque es necesario realizar un regulación profunda a los mercados, y comprender que no todo debe ser un producto, que tenemos temas que no se resuelven con el compra y vende.

 

La sociedad, como ya lo han dicho muchísimas personas, enfrente un problema dual, debe hacerse cargo de los problemas locales de cada sociedad, atendiendo a las necesidades de sus ciudadanos, asegurando un lugar con libertad y justicia. Al mismo tiempo los problemas globales son evidentes, y necesitamos de acuerdos, instituciones y políticas capaces de abordar temas como el agua, los alimentos, la energía, el cambio climático, los desplazados, las guerras, los derechos humanos. Todo ello requiere un nuevo Estado, una nueva forma de organizar nuestra sociedad en un marco que valore la cooperación, la justicia, la libertad y la sustentabilidad de nuestros modelos de desarrollo.

 

El Estado debe volver a la política y la política que no es más que la discusión de los temas públicos, debe retomar su lugar en nuestras sociedades recuperando para las personas nuestro sentido último, la felicidad.

 

Porque debajo de ese aparentemente frío Leviatán se encuentran ciudadanos y ciudadanas dispuestos a acompañar esa transformación y estoy seguro que seremos nosotros quienes provocaremos el cambio.  

Promesas difíciles de cumplir

Promesas difíciles de cumplir

LOS IMPUESTOS SOBRE LAS UTILIDADES A LAS UNIVERSIDADES PRIVADAS

Anunciar ideas es más fácil que llevarlas a cabo. Así ocurre con el anuncio del Presidente Piñera en materia educacional. Sin duda se han cumplido las profecías de Hermógenes Perez de Arce y de Carvallo (aunque con un enfoque distinto) en sus columnas de los últimos días.

 

Efectivamente hay más plata, pero no se resuelve el problema de fondo en la educación chilena. ¿Cuál es el problema de fondo? La profunda desigualdad del sistema educativo.

 

Pero en está ocasión, me quiero referir particularmente al último punto señalado por el Presidente en su anuncio, que quizás puede revelar la inconsistencia de sus propuestas que al parecer – una vez más – es sólo maquillaje en vez de cambios profundos a nuestro sistema educacional.

 

El presidente anunció que evaluará la existencia de universidades sin y con fines de lucro y en caso de existir las segundas – cuestión evidente – gravará impuestos sobre sus utilidades y las dedicará exclusivamente a financiar becas y créditos. Dicha cuestión es totalmente improcedente con la constitución chilena actual, debido a que la carta fundamental señala claramente que los tributos no pueden ser afectados a ninguna cuestión particular, sino que todo queda en las arcas públicas, ya que serán los presupuestos los que determinan a dónde va el dinero con arreglo a las leyes vigentes.

 

A mí juicio aquí hay dos opciones:

 

  • La primera es que el equipo encargado de diseñar las propuestas no ha trabajado con la rigurosidad que corresponde y han hecho caer al Presidente en un error y una vez más se compromete con lo que no se puede cumplir.

     

  • En segundo lugar, podríamos estar frente a una noticia importante (aunque lo dudo). Que se quiera reformar la constitución en está materia, lo cual podría aprovecharse para otros fines muy interesantes. Si el Estado tuviera la capacidad de afectar tributos a sectores concretos, sin necesidad de hacerlo por el presupuesto en su totalidad, podríamos tener la posibilidad de crear tributos ambientales o sistemas de tributación regional que permita una mayor y mejor descentralización. Creo que el tema va por lo primero, y una vez más el presidente nos da voladores de luces y no concreta el cómo de sus propuestas.

 

Por otra parte, los principios tributarios consagrados en la constitución chilena no permiten crear impuestos injustos y el solapamiento de impuestos es una cuestión bastante delicada. Una cuestión parecida ocurrió en el gobierno de Ricardo Lagos quien se comprometió a que los recursos obtenidos por la discutida ley de royalty serían destinados a investigación y desarrollo, cuestión que en su momento también fue corregida por el tribunal constitucional. Dejo aquí el extracto del artículo 19 número 20 de la constitución para que ustedes se formen su propia idea.

 

El problema de la educación en Chile no es sólo una cuestión técnica, sino política, y flaco favor le hace a la solución el anuncio de medidas que carecen del más mínimo rigor.

 

 

Constitución de Chile 1980, reformada el año 2005. Extracto del artículo 19 número 20:

 

20º.- La igual repartición

de los tributos en D.O.

proporción a las rentas

o en la progresión o

forma que fije la ley,

y la igual repartición CPR Art. 19° N° 24

de las demás cargas D.O. 24.10.1980

públicas

En ningún caso la ley podrá

establecer tributos

manifiestamente

desproporcionados

o injustos.

Los tributos que se

recauden, cualquiera

que sea su naturaleza,

ingresarán al patrimonio

de la Nación y no

podrán estar afectos

a un destino determinado.

Sin embargo, la ley podrá

autorizar que determinados

tributos puedan estar

afectados a fines propios

de la defensa nacional.

Asimismo, podrá autorizar

que los que gravan

actividades o bienes

que tengan una clara

identificación regional

o local puedan ser

aplicados, dentro de

los marcos que la

misma ley señale,

por las autoridades

regionales o comunales

para el financiamiento

de obras de desarrollo;

EL DISCURSO DE LA CONCERTACIÓN SEGÚN FRANCISCO VIDAL.

EL DISCURSO DE LA CONCERTACIÓN SEGÚN FRANCISCO VIDAL.

Uno de los mejores voceros de los gobiernos de la concertación fue Francisco Vidal. Pues tiene la capacidad de colocar o sacar discursos en la opinión pública. Esto además no ocurre en cualquier parte, es decir que si los medios no abren la puerta no se cierra el circulo de la instalación de mensajes y debate en el mundo público.

 

Francisco Vidal, ofrece una entrevista al diario el Mostrador a través de su canal web, y allí expone lo que él cree que debe ser el futuro de la oposición a la derecha y raya la cancha según lo que un sector de la concertación entiende cómo deben ser las cosas.

 

Lo que se deja entrever claramente en las palabras de Francisco Vidal y por lo tanto en parte del discurso de la concertación, es que no entienden en absoluto cómo se quiere reorganizar la política en Chile, menos aún dan alternativas. La entrevista de ex ministro Vidal intenta instalar las siguientes ideas:

 

  • Son candidatos aquellos que figuran arriba en las encuestas. Osea que no hay espacio para quienes no aparecen, ni oportunidad para otros a decirle a las y los ciudadanos qué quieren para el país.

  • La política es una cuestión de porcentajes. Al parecer aquí dan lo mismo las ideas, importa quién suma y quién no suma, qué acuerdos se hacen para ganarle en las urnas al otro. Es cierto que la política requiere estrategia electoral, ¿pero de qué vale dicha estrategia si no se interpreta a los ciudadanos?

  • MEO es y será el culpable de la derrota de la centro-izquierda chilena. Si no negocia, habrá derecha para dos o tres periodos dice Vidal, instalando el discurso y sin hacerse cargo en absoluto de los errores cometidos por la Concertación en 20 años.

  • La responsabilidad no es de la Presidenta sino de Velasco. No se avanzó en los temas sociales del país porque resulta que el ministro de hacienda no quiso, es decir que Andrés Velasco se mandaba solo. En cualquier gobierno, la responsabilidad es del Presidente en primer lugar.

  • El pragmatismo por sobre todas las ideas y alternativas. Es cierto, se ganan elecciones con pragmatismo, pero también con ideas, no basta con decir necesitamos un país más justo y ofrecer la misma receta de siempre.

  • No hay más candidatos porque queremos el poder en dos años más.

 

El discurso de Vidal no tiene alternativa alguna, entrega soluciones eludiendo la responsabilidad. Genera un sistema de competencia una vez más decidido desde arriba, sin consulta ciudadana y sin atender realmente a lo que esperan los ciudadanos, nuevos liderazgos. Algunos pensamos que vale la pena construir una alternativa política con bases sólidas antes que gobernar cuatro años, para administrar más de lo mismo. Esperemos a ver que piensan ustedes y que saquen sus propias conclusiones, las debatamos y nos organicemos.

¿ El despertar de las masas ?

¿ El despertar de las masas ?

La historia nos ha mostrado con rigurosa lucidez, que llegan momentos en los cuales existe un quiebre de los paradigmas, que en ese entonces entendemos por tradicionales, instaurándose otros que toman su lugar y se disponen a desplegar su movimiento en todos los sentidos hasta que nuevamente sea desbancada por otra , ello de manera dialéctica ha sido constantemente así.

 

Desde una perspectiva marxista, podemos agregar que dicha situación siempre ha puesto a una clase sobre otra, a unos dominadores sobre unos dominados en función de su lugar en la estructura de producción de las sociedades que estemos observando. Y otros podrán decir que los sistemas se organizan ante los nuevos eventos, ante la nueva información que hace que dicho sistema cambie y vuelva al equilibrio. Sin embargo cuando estamos en la vorágine, en la construcción del proceso de cambio, urge responder a las preguntas más obvias: ¿por qué ha sucedido?, ¿a qué dará lugar?, ¿realmente cambiará algo?.

 

Quienes estamos en el oficio de las ciencias sociales, o simplemente en el trabajo de pensar nuestra sociedad tenemos la responsabilidad de hacernos las preguntas, estas y otras cuantas más, y dar cierta aproximación a la realidad, que es lo que podemos ofrecer.

 

Dicho trabajo intelectual requiere el ejercicio metodológico de crear conceptos, un lenguaje apropiado para dar sentido, reflexionar ante los hechos concretos y las estructuras que se encuentran invisibles pero históricamente presentes, y finalmente generar una síntesis inteligible que pueda ser comprendida. Todo ello para ser refutado o reproducido como parte de lo que creemos verdad.

 

El siglo XX, siglo de un capitalismo en plenitud, fuerte y robusto entra a la primera década del siglo XXI con resistencias. Existe un consenso absoluto sobre el hecho de que a pesar de ser la época de toda nuestra historia donde más hemos avanzando en todos los aspectos. Estamos también evidenciando los costos que ha traído dicho avance. La enorme desigualdad social y la destrucción de la política como ese espacio público que motivo la Revolución Francesa o la Revolución de Estados Unidos. Hoy es probable que estemos evidenciando la semilla de un proceso transformador de la sociedad en que vivimos.

 

Las revoluciones no ocurren de un día para otro, son un proceso de largo plazo en el que interfieren tantos elementos que lleva otros muchos años comprenderlo con claridad.

 

El año 2011 ha sido el año de un despertar de las masas, ¿quizás?. Árabes, Islandeses, Españoles, Chilenos han salido a la calle para demandar un cambio, para promover un cambio, de un estado de las cosas que ya no gusta, que ya no fragua en las nuevas generaciones y en muchos que vieron como sus intentos del pasado, fracasados en su mayoría, hoy en encuentran el correlato adecuado y las acciones legítimas. Los sistemas que permitían la tranquilidad y la cohesión, la revuelta ordenada ya no sirven, la tecnología la servicio de la información y la articulación de las masas que remplazaron la asamblea face to face, hoy es reproducida a la velocidad de un click de ratón.

 

Un ejemplo es lo que ocurre hoy mismo en Chile y España, dos países que han compartido (a destiempos) procesos parecidos y que ven hoy en la calle a miles de ciudadanos contra el poder, contra el modelo, contra las reglas y los paradigmas que hoy ya son tradicionales y necesitan ser remplazados por unos nuevos.

 

Si en Chile el detonante ha sido la crisis política que vive el país por su falta de representatividad, que ha encontrado como vía de escape la cuestión medioambiental. En España la crisis económica ha desatado el hartazgo de un sistema que ha fallado y que protege impunemente al gran capital, ese del Siglo XX.

 

El mundo Árabe indignado con ese mismo modelo, el capitalismo, que llena día a día los bolsillos de una clase política anclada más allá del siglo veinte, es la que despertó primero, reclamando tal vez incluso menos de lo que podrían reclamar otros.

 

Será éste ¿El despertar de las Masas?. No podemos responder a ello aún, pero es evidente que aquí se comienza a sembrar un nuevo siglo, que parece estar incubando nuevas generaciones, ciudadanos y ciudadanas que ya no están dispuestas a vivir como hasta ahora y que pueden ser los que reproduzcan las nuevas ideas y creen el proceso que decante en una nueva revolución.

VALENTIA POLÍTICA

 

Las derechas no ganan, son las izquierdas las que pierden cuando dejan de conectarse con la ciudadanía que les dio el poder. Cuando se convierten en empresas de pre-venda, en arreglos para tal o cual interés particular, cuando simplemente abandonan el coraje de llevar a cabo los sueños encomendados y se dedican a tranzar bajo la excusa de la gobernanza.

 

La centro-izquierda pasa por un momento de debilidad y agotamiento, y no es por la falta de ideas, no es por la falta de propuestas respecto de un proyecto progresista, no es eso. Ello ocurre porque tenemos una clase política acomodada en el calculo electoral y sorda terminal ante los gritos ciudadanos que por mucha reunión de reconciliación, estos no logran comprender lo que la ciudadanía les intenta decir.

 

Y quienes tomaron el poder-aunque tendríamos que escribir otra columna para profundizar en quienes son realmente los que tienen el poder-son herederos de las prácticas y la organización de una concertación desgastada, por su incapacidad de volver a construir un discurso que convoque a la mayoría de los chilenos y chilenas, y por sobre todo porque no pueden actuar en consecuencia con ello. Pactando reformas incoherentes con sus principios.

 

El mundo atraviesa aún un crisis económica profunda, un deterioro ambiental progresivo y un abandono de la política por medidas correctivas que favorezcan la estabilidad del sistema financiero. La izquierda perdida entre lo que quiere y lo que puede, es incapaz de reaccionar, sus respuestas no seducen y entregan a las manos conservadoras la conducción de los países, conservadores que no son más que títeres de un sistema financiero abrumador y poderoso.

 

Chile y el mundo reclaman valentía política y ello significa tomar decisiones consecuentes, arriesgadas y defender un nuevo modelo de sociedad donde lo central sea lo humano, la felicidad y el desarrollo sostenible. ¿Pero de dónde vendrá esa valentía? Sin duda no de los líderes que han heredado por secretaría el rumbo de un coalición perdida y enfrentada así misma. Tendrá que ser una nueva generación la que conquiste el poder, conquistando el corazón de los ciudadanos y tenga la valentía de llevar a cabo una transformación profunda de la sociedad en que vivimos.

 

En mi opinión Chile continuará por largo tiempo en manos de los conservadores, que administran en función de las conveniencias empresariales y que tienen como religión la relación costo-beneficio para resolver los problemas del presente y de futuro.

 

Ya no creo en las promesas de: ¡Ahora sí!. Debemos ser la generación que conquiste a Chile con un discurso de transformación y demuestre en su acción la valentía y el coraje que significa defender y promover un mundo diferente y mejor para todas y todos. Podemos hacerlo, vamos hacerlo.

RESPUESTA A ANTONIO LEAL: La Alternativa no se construye bajo la marca del concertación.

Hoy en el quinto poder, Antonio Leal ha realizado un estupendo análisis sobre las tareas que se deben acometer en Chile desde una mirada más progresista y junto con ello una buena descripción sobre las innumerables fallas de los gobiernos de la concertación, aunque haya ocupado un discurso tibio e indulgente para con la vergonzosa desigualdad que atraviesa el país (a la cual ha calificado de “modesta”), no sólo en términos cuantitativos, también en esa dimensión cualitativa que muestra un Chile profundamente clasista y xenófobo.

 

Lo que sorprende al leer su columna, la que reitero hace propuestas que comparto, es que parece ser, que la claridad les ha aparecido ahora, luego de perder las elecciones y no antes cuando se gobernó, se fue parlamentario y presidente de la cámara baja. Es ahora, cuando aparecen los discursos elocuentes y no ayer cuando se tuvo el poder (pero no el coraje) de profundizar la democracia, cambiar nuestro modelo económico y además dar garantías a un modelo de desarrollo sostenible para el presente y el futuro. ¿Todo esto se les ocurrió ahora? A mí francamente me parece un poco tarde.

 

Pues no es sólo un asunto de ideas, de análisis estructurales, en un nivel de análisis meso, cabe la responsabilidad de quienes ostentaban el poder y por tanto sobre ellos recae la responsabilidad política tanto por aquello que se hizo como de lo que no se hizo.

 

Como sé que le respondo a un sociólogo, cito a Michel Foucault en su orden del discurso, pues no sólo importa lo que se dice, sino quién lo dice, dónde se dice y cuándo se dice. En éste caso el ex-diputado Leal quiere decirnos que hagamos borrón y cuenta nueva, y que además sea la concertación la que nuevamente lidere un proceso de alternativa política. Yo respondo a eso, que NO.

 

Pues precisamente ha sido la concertación en su abandono de la ciudadanía en sus prácticas, que son la causa del voto a hacia la derecha, las que están contaminadas y que no es posible creer que los mismos que gobernaron 20 años hoy resulta que se les cambio el chip, que vieron la luz de la verdad y ahora lo harán mejor. No es sólo una cuestión de políticas públicas, de grandes cambios estructurales. La ciudadanía castigo una manera de hacer política y dar una alternativa a aquello no es posible bajo la misma marca.

 

Construir la ALTERNATIVA pasa por un cambio en las personas que conducen los procesos políticos, por romper el cerco de esa gran familia de la concertación, donde se repiten los apellidos y se jugaba con los cargos como la silla musical.

Bachelet gana la elección porque simplemente responde a esa demanda ciudadana y tiro por la borda a los designados a ser candidatos, y que las y los ciudadanos en su único rédito de demostración democrática impusieron la diferencia.

 

La concertación es responsable de un bipartidismo asfixiante y un centralismo demoledor que deja a las regiones de Chile incapacitadas de construir su propio desarrollo. Es una cuestión de mera confianza, la concertación perdió junto con las presidenciales la confianza de la gente.

 

Señor Leal, comparto sus ideas sobre los cambios que debemos emprender en Chile, pero respetuosamente le digo: qué no deben ser ustedes los que lideren nuevamente esa tarea, le agradecemos todo lo hecho, pero es tiempo de dar el paso al lado y contribuir desde otros espacios, pues la ALTERNATIVA nacerá de quienes están llamados a trabajar por la confianza de la ciudadanía y gobernar pensando en abordar con coraje los desafíos que nos trae la vida.

 

El Grito

La concertación nunca quiso recambio generacional, nunca tuvo en su proyecto político formar escuela y generar nuevos liderazgos, y prueba de ello son los líderes que actualmente ostentan los cargos en los partidos y en alguno que otro centro de estudios, universidades, o cualquier escenario en que pueda la concertación hacer una oposición más allá del parlamento.

 

Pero muchos me dirán “...pero Gonzalo, si tu fuiste a muchos seminarios y encuentros de formación, y si ahora no has tomado el camino es tu responsabilidad...” Ese es el discurso barato de la Concertación durante 20 años para justificar la mediocridad y el acaparamiento de las posibilidades. Todas escuelas fallidas, apitutadas, sin ningún tipo de rigor, seminarios para generar empleos y justificar platas. Eso nunca fue un proyecto de recambio institucional y político.

 

Cada mañana reviso la prensa chilena, y tengo que encontrarme con desagradables artículos de los supuestos liberales, de las nuevas generaciones. Un discurso que cada día más se hace presente en los portales de opinión política y que como ya lo dijo Bourdieu hacen gala de la circulación circular de la información, rellenando los blogs de los diarios más influyentes del país. Esto no es lo malo, en democracia es legitimo y positivo que la gente exprese sus ideas. Pero que triste es saber que parece que estamos frente a un monólogo y no frente a un debate de las ideas, pues aquí sólo hay cabida para un discurso liberal que además cuando habla de política, lo hace de manera burda y con la descalificación hacia las personas, y éste no recibe el más mínimo reparo o respuesta. Y si la recibe, los que contestan son los mismos, los que ya no cuentan con legitimidad suficiente para ser leídos o escuchados. Siguiendo palabras de Foucault no sólo importa quién habla, sino desde dónde y para quienes.

 

Estamos presenciando la era de un discurso liberal, donde la izquierda está perdida buscando su piedra filosofal y donde la derecha reina en todos los frentes. La culpa no es de la derecha, ellos hicieron su trabajo y a la luz de los resultados lo hicieron bien. Debemos dejar de discutir lo indiscutible, HEMOS PERDIDO LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES Y YA. Ahora nos toca ofertar al país un proyecto de país novedoso, atractivo que responda a las expectativas de la gente.

 

Quienes crean que estas líneas tienen algo de razón, les pido se levanten desde donde estén y comencemos a trabajar, nadie nos regalará los espacios por decreto, debemos ser capaces de construir nuestro propio futuro. ¿Quién se atreve?

La política y las políticas.

La diferencia entre la política y las políticas es capital, pero se confunde incansablemente. La confunden los políticos, los periodistas y, por último las y los ciudadanos.

 

Ante una crisis económica de proporciones globales es imprescindible aclarar este punto, ya que estamos en mundo interconectado, rápido pero por sobre todo, en un mundo donde lo que se reclama a los gobernantes es que estos le solucionen sus problemas, luego que les brinden un modelo económico y social que les garantice seguridad, esa seguridad se traduce en empleo y derechos que no hagan de su vida algo tan inestable que afecte incluso al propio cuerpo humano.

 

Hoy la izquierda europea, debilitada por su falta de respuestas y capacidad de transmitir el discurso, se rearman ante la evidente ola neo-liberal que da por sabidas las típicas recetas de reducción del gasto, la flexibilidad laboral (debilitando el empleo) y la alabanza a los mercados.

 

Acusamos a estas recetas de “derechistas” pero carecemos de respuestas apropiadas para dar respuestas de “izquierdas”. Y simplemente es que tenemos una confusión letal entre la política y las políticas. La primera debe hacer referencia a la visión de país que se quiere, a los resultados que se esperan desde todas las dimensiones posibles; el segundo obedece a al puesta en marcha de herramientas que caminen en la dirección de lograr ese ideal colectivo. Pero nos encontramos en este punto con que muchas abanderamos aquellas políticas, le entregamos etiquetas absolutas y no somos capaces de saber que cada cuestión a resolver es única, y deben prepararse sus respuestas en función de esa individualidad, sin perder de vista porsupuesto la conexión con le sistema que las sostiene y las integra.

 

Si pensamos en algunos ejemplos para el caso chileno, nos vamos a la reciente columna del diario el mostrador sobre la educación chilena. En síntesis se decía que las medidas que se han utilizado para mejorar la educación han respondido a cuestiones ideológicas más que a argumentos empíricos que sostienen que un modelo en el que el Estado garantiza educación de calidad y universal (entendamos esto, como que no deben existir colegios mejores que otros, universalidad en la calidad). Demonizamos las medidas a priori por los vínculos que estos pueden tener con tal o cual política, sin dar espacio a la reflexión crítica, donde la posibilidad de éxito y de

en definitiva dar respuesta a las expectativas ciudadanas es más importante que el debate de cuatro paredes de algunos sacerdotes de la política pura.

 

Sobre la educación, la salud, las pensiones, la seguridad, la investigación, etc. Podemos discutir múltiples respuestas, múltiples argumentos, pero lo importante es dar solución a quienes han depositado su confianza de manera democrática. Atender a los argumentos sólidos y obrar en consecuencia con ellos, defender la política, la visión, pero ser capaces de ver que hay políticas que son herramientas para y no en sí mismas la política.

 

La derecha ha logrado con éxito hacer de está distinción un arma estratégica, y la izquierda se amordaza ella misma.

 

La izquierda contemporánea debe ser capaz de zafarse de prejuicios, lograr articular respuestas coherentes, pero no limitantes. Un camino que no es fácil de equilibrar, pero clave para avanzar en dar respuestas sólidas y creíbles a unos ciudadanos cada día más incrédulos, con poca información (a pesar de la información que corre por las venas de la red) y, que demandan una visión posible y responsable.